30 de marzo de 2011

ABYECTOS, ABOMINABLES

Una víctima de la pederastia
Pedro Namora, un ex estudiante y víctima del caso
de la Casa Pía, llora mientras comparece ante la prensa
en el exterior del Tribunal Criminal de Lisboa.
(Manuel De Almeida / EFE)






Abyectos, abominables

Inocencia y belleza esculpida en sonrisa,
más bella
que la más hermosa de las flores,
más que cualquier idílico paisaje,
más que puesta de sol irrepetible,
que lago profundo de cristalinas aguas,
que destello de estrellas, que auroras boreales,
que ángeles del cielo.

Apenas han nacido,
niños y niñas arrancados
de sus familias,
apenas han crecido, son raptados
violados, marchitados, muertos...

Manos crueles, mentes enfermas,
abyectas, abominables,
profanadores de cuerpos y almas
en toda su inocencia.

Pederastas lascivos, manos sucias,
ojos nublados de vicio, labios repugnantes,
babosos de infamia;
sacrílegos de cuerpos y almas.


Jorge Torres Daudet- España

1 comentario:

Amando Carabias dijo...

Hay crímenes que son doblemente dañinos y todos los que se cometen contra la infancia, son elevados a la enésima potencia.
Gracias por hacernos reflexionar sobre estas cuestiones.