28 de marzo de 2011

BELCHITE






BELCHITE

El árbol se levanta sobre la tapia hundida.
El viejo campanario -la paloma que había
huyó bajo la guerra- está desierto:
Todo es la sombra.

El monte desolado invade el patio,
el pozo seco,
el niño destrozado por la yedra.
Alguien recuerda -Antes estuve aquí,
hoy ya no vuelvo- por los muros de adoba calcinados:

¿Quién ha puesto el olivo
enfrente del olivo?

¿Quién ha dejado sangre
enfrente de la sangre?

¿Quién ha traído muerte
en contra de la muerte?

¿Quién, en fin, ha destruido al hombre
contra el hombre?

Sobre la casa yerta ya nadie se levanta.

(Cantar y callar)


José Antonio Labordeta- España

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José Antonio Labordeta Subías (Nació en Zaragoza el 10 de marzo de 1935 y murió el 19 de septiembre de 2010) fue un cantautor, escritor y político español, diputado en el Congreso por la Chunta Aragonesista (VII y VIII legislaturas).
Hijo de Miguel Labordeta y Sara Subías, era hermano del poeta Miguel Labordeta y se casó el 29 de septiembre de 1963 con Juana de Grandes (sobrina del general Agustín Muñoz Grandes). Tenía tres hijas (Ana, Ángela y Paula) y dos nietas.
Cursó sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Zaragoza y en la escuela familiar, donde concluyó el Bachillerato; se matriculó en Derecho y, finalmente, se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza, que le nombró en 2010 Doctor Honoris Causa. En 1964 aprobó las oposiciones de Enseñanzas Medias, como profesor de Geografía, Historia y Arte y fue destinado al Instituto Nacional de Bachillerato Ibáñez Martín de Teruel, ciudad en la que residió seis años. Tanto en este como en el Colegio Menor San Pablo impartió clase a Joaquín Carbonell, Federico Jiménez Losantos, Federico Trillo2 y Manuel Pizarro.
Regresó a Zaragoza en 1970, donde siguió impartiendo docencia en los institutos El Buen Pastor (como director y profesor de historia) Pignatelli y Alto de Carabinas. En 1972 fundó, junto con Eloy Fernández Clemente (a quien había conocido en su estancia en Teruel), la revista cultural Andalán.
En 1976 participó en la creación del Partido Socialista de Aragón y más tarde se presentó al Senado por Izquierda Unida. Ya como miembro de Chunta Aragonesista (CHA), fue elegido diputado por Zaragoza en 2000, y fue el representante de este partido aragonesista en el Congreso de los Diputados desde el año 2000 hasta el 2008.
Acérrimo defensor del No a la guerra y contrario al Trasvase del Ebro siempre marcó una nota diferente en el Hemiciclo. En un par de ocasiones llegó a un enfrentamiento verbal con algunos diputados del Partido Popular. En uno de ellos espetó su famosa frase «A la mierda». Él mismo decía que esta sería la frase que le pondrían como epitafio en su lápida, y explicaba que surgió debido a que había sido un día muy duro discutiendo sobre la Guerra de Irak y le increpaban con las frases «vete con la mochila a Teruel», y cuando alguien le dijo «qué me dices cantautor de las narices» no aguantó más y dijo la frase porque no le dejaban hablar.
Falleció en la madrugada del 19 de septiembre de 2010, en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, a la edad de 75 años, a causa de un cáncer de próstata que le fue diagnosticado en el año 2006, y que le obligó a permanecer postrado en casa los últimos meses de su vida.
El último acto público que protagonizó se produjo el día 6 de septiembre de 2010, cuando los ministros de Defensa, Carme Chacón, y Educación, Ángel Gabilondo, le entregaron en su casa la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio; un reconocimiento que el Gobierno le concedió por su sabiduría, su pasión, sus convicciones y su defensa de la libertad y el pueblo, motivos por los que también le otorgó la medalla al Trabajo.
Poesía

Su faceta como escritor siempre se vio en un segundo plano debido a que era más conocido como cantautor y diputado. Sin embargo, siguiendo el ejemplo familiar de su padre (un catedrático de latín muy aficionado a la poesía clásica antigua) y de su hermano Miguel Labordeta, una de las figuras más señeras de la poesía española de posguerra, su actividad poética fue primordial en su vida. En este sentido declaró que su auténtica profesión era la de escritor y sus canciones no eran sino poemas musicados. De todos modos, en su poesía se muestra una voz más íntima, meditativa y existencial que en sus canciones, más combativas y sociales. Publicó su primer poemario en 1959 —mucho antes de iniciar su carrera musical— y fue autor de los siguientes libros de poemas:
Sucede el pensamiento (1959)
Las Sonatas (1965)
Cantar y callar (1971)
Treinta y cinco veces uno (1972)
Tribulatorio (1973)
Método de lectura (1980)
Jardín de la memoria (1985)
Diario de un náufrago (1988)
Monegros (1994)
En 1976 publicó la antología Poemas y canciones (editorial Lumen, colección El Bardo) y en 2004, ya solo de la obra poética completa, sale a la luz la selección Dulce sabor de días agrestes.
Su primer libro poético, Sucede el pensamiento, es un intento de conciliación del estilo intelectual de Juan Ramón Jiménez con el neopopular de la Generación del 27, pero en él aún se aprecia el lastre de la necesidad de adquirir una voz propia, sobre todo teniendo en cuenta el peso e influencia ejercida por la poesía tremendista y epilírica de su hermano Miguel Labordeta, de la que José Antonio no se puede evadir. Sin embargo, el tedio y el vacío existencial, y el influjo de César Vallejo o Paul Verlaine, son rasgos auténticamente personales. Según Eloy Fernández Clemente, esta obra podría definirse como «una poesía del yo inmerso en un mundo cerrado y sin grandes esperanzas».
La obra más decisiva de su trayectoria poética es Cantar y callar, que estaba preparado para su publicación en 1967 pero no apareció hasta cuatro años más tarde. En él, según Antonio Pérez Lasheras,9
[...] alcanza una voz personal y auténtica, abandonando o depurando los ecos que asomaban en la poesía anterior. El encuentro del autor con la realidad social que le había preocupado de manera "intelectual" hasta ese momento (el Bajo Aragón, con sus gentes, sus problemas, sus silencios) se funde con lo autobiográfico. De este enfrentamiento, surge la conclusión que, a manera de reflexión, sobrepasa lo personal para universalizarse.
Diario de un náufrago supone una de las cumbres de su poesía. Se trata de un libro unificado por las fechas que dan título a los poemas a modo de diario personal, pero sus temas van más allá de la mera poesía de la experiencia, pues combina todos los intereses sociales y existenciales que estaban presentes en sus anteriores obras poéticas, siempre melancólicas, incluida la preocupación por el destino. La vida del hombre es un naufragio en angustiada soledad, presidida por el hastío y el vacío. Se muestra, asimismo, la importancia del olvido y la memoria, recuperada mediante una técnica frecuente en su poesía, la del monólogo e incluso el diálogo con personas desaparecidas. La voz del poeta se consolida en este libro, «uno de los más bellos de su autor y singulares de los últimos años de poesía española», en palabras de Pérez Lasheras.
Su último poemario, Monegros, tiene un tono distinto, irónico y socarrón, que incide en el aragonesismo, una de las constantes de su poesía. José Antonio Labordeta reflexiona, en el marco del desierto monegrino, sobre los hombres que lo habitan viéndolos detenidos en el tiempo en estampas poéticas breves y de versos cortos.
Sus últimos poemas fueron publicados en su blog http://zaragozame.com/labordeta/



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