
CARCELEROS
Ellos dicen que aman
pero van enjaulando con palabras
a sus víctimas del frío.
Se pasean con llaves por pasillos
controlan los teléfonos, las puertas,
las agendas, los móviles, las sábanas,
la ropa, los relojes y las frases.
Ellos dicen que todo lo que hacen
es por el bien del otro...,
pero todo es mentira.
Les gusta castigar,
meter entre las rejas a la gente
y así se van contentos a la cama.
Manipulan las horas y los días,
los meses y los años,
nadan entre sobornos y chantajes
y van minando al otro
hasta que ya no sabe ni quién es.
Los carceleros saben de la angustia
y sus víctimas crecen
en esa desnudez, hambre y exilio
de las prisiones lóbregas.
Sus casas ya no tienen luz ni agua,
toda la oscuridad se va adueñando
de las almas dormidas,
entre la muerte cruel o la desidia.
Caminan como zombies por los cuartos
de la desolación y la locura.
Parejas y familias que en el nombre
de un dios desconocido que es demonio
se cierran con candados a la vida
y se ponen grilletes para ser.
Mujeres, hombres, niños,
se meten en las jaulas
de hierro, cobre, acero y dobles vínculos.
Los carceleros saben que la angustia
es el noray de muchos seducidos
por esa soledad y ese vacío
que flotan en al aire del marasmo.
Ana Muela Sopeña- España
Ellos dicen que aman
pero van enjaulando con palabras
a sus víctimas del frío.
Se pasean con llaves por pasillos
controlan los teléfonos, las puertas,
las agendas, los móviles, las sábanas,
la ropa, los relojes y las frases.
Ellos dicen que todo lo que hacen
es por el bien del otro...,
pero todo es mentira.
Les gusta castigar,
meter entre las rejas a la gente
y así se van contentos a la cama.
Manipulan las horas y los días,
los meses y los años,
nadan entre sobornos y chantajes
y van minando al otro
hasta que ya no sabe ni quién es.
Los carceleros saben de la angustia
y sus víctimas crecen
en esa desnudez, hambre y exilio
de las prisiones lóbregas.
Sus casas ya no tienen luz ni agua,
toda la oscuridad se va adueñando
de las almas dormidas,
entre la muerte cruel o la desidia.
Caminan como zombies por los cuartos
de la desolación y la locura.
Parejas y familias que en el nombre
de un dios desconocido que es demonio
se cierran con candados a la vida
y se ponen grilletes para ser.
Mujeres, hombres, niños,
se meten en las jaulas
de hierro, cobre, acero y dobles vínculos.
Los carceleros saben que la angustia
es el noray de muchos seducidos
por esa soledad y ese vacío
que flotan en al aire del marasmo.
Ana Muela Sopeña- España
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