30 de marzo de 2011

DRAGÓN DE LAS EDADES




DRAGÓN DE LAS EDADES

Dame tu mano, amiga,
que juntas podremos
exorcizar al demonio de la angustia,
porque una sola puede ser vencida,
pero una red de mujeres tiene el poder
nacido de la Tierra.

En la matriz del mundo
nos encontramos siempre con la herida,
pero también con el fuego de los siglos
que mana por la piel de nuestros cuerpos
que es como el corazón de los océanos,
donde nace el amor.

Pero no el amor pequeñito y egocéntrico,
sino el amor atómico,
universal y etéreo como Gaia.

Un amor que resurge con la estrella
sideral en su esencia de los lagos.

Dame tu mano, amiga,
que juntas somos una luz sin límite,
infinita en el pulso
de las mareas áureas,
en las constelaciones de la sangre.

Dame tu mano, amigo,
dejemos la contienda de los sexos,
los géneros en lucha milenaria
por llevar ese cetro
en esa jerarquía tan oculta
que no tiene sentido.

Dame tu mano, amigo,
enséñame el instinto
de la supervivencia
que araña superficies
desde la prehistoria.

Dame tu mano, amigo,
que yo te enseñaré
la canción de las líneas de la Tierra
custodiadas por tribus ancestrales
con sus palabras código.

Te diré por ejemplo:
"ch'ench'enki"
que en maya significa
silencio...

O te diré:
"Yanasa"
que en quechua significa
amigo...

O te diré:
"Kunguma"
en mapuche
borrasca...

Y así recordaremos las memorias
del dragón de las edades
en la Tierra convulsa
que hoy quiere renacer hacia la luz
de la fraternidad antigua y cósmica.


Ana Muela Sopeña

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