
INMIGRANTES
La noche llega despacio
a la hora en que se sientan a la mesa vacía
los nuevos inquilinos de los suburbios
con la muerte comprada a plazos
en la perversa realidad
que ha roto el sueño de la tierra prometida
mueve el viento las cortinas
que nunca han existido en esa casa
fue inútil el viaje a través de algún desierto
o resistir la embestida de las olas
polizón en los relámpagos de un barco
anclado en un lugar perdido en la memoria
desde la acera una farola ilumina la habitación
hiriendo con levedad las sombras
de madrugada
es posible que alguien les contrate su trabajo
y comprarán en el supermercado
lo imprescindible para engañar al hambre
o tal vez sería una buena idea
dejarse apresar sin resistencia
para poder sobrevivir
a expensas de los contribuyentes
Fernando Sabido Sánchez
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