30 de marzo de 2011

NO SOY DE ACERO INOXIDABLE


La fotografía es de Helmuth Newton




NO SOY DE ACERO INOXIDABLE

Aunque contonee mis caderas sinuosamente
Y se me pegue la lycra del vestido,
No soy de acero inoxidable.
Mientras en la oficina se espera mi llegada
-para ver el culo más famoso de la séptima planta-,
yo lloro dentro del retrete de un cafetucho,
porque me cansan los días y el Prozac.

Cuando a alguno se le caen los ojos en mi escote,
Se los devuelvo dentro de un folio estrujado
Con los dientes apretados y ganas de arrancarle los huevos.
No, no soy de acero inoxidable.
Y hay toda una vida debajo del cuerpo.
Porque vuelven los fantasmas y he vuelto a poner en el cuarto de baño
Un campo de batalla: cuchillas, toallas y agua caliente.

Pinto de rojo mi sonrisa infantil y estiro el paraíso
Hasta la séptima planta donde acaba mi vida.
El director de Recursos Humanos me llama a su despacho.
Me quiere poner de rodillas y no por echarme a la calle.
No, no soy de acero inoxidable.
Prefiero dar un salto por la ventana que “re-bajarme”.
Hoy me he zafado, mañana Dios dirá.

Leo el periódico y tomo un café: millones de muertos
Y el mundo gira igual, entonces, me pregunto:
“¿Qué importa una más?”
Hoy en el lavabo todos se podrán masturbar
E incluso manosearme los pechos aún calientes.
Inconsciente, tirada en el suelo.
No, no soy de acero inoxidable.

He desayunado café con tres cajas de Rohipnol.

Lucía Fraga

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