2 de abril de 2011

AMANECE POR FIN

Marismas de Cádiz- Óleo sobre tela 70 x 50
De:Carlos Serra Ramos






“Amanece por fin”

En primera persona:

Salgo a pasear por las marismas
y por el pequeño y extraño río de mar
que las circunda.
Miro al cielo en actitud ausente,
la luz presenta esos tintes indecisos
que te hacen dudar de si amanece o anochece.
Está amaneciendo, lo sé con toda certeza,
ahora sí, amanece con toda su fuerza,
con toda su frescura y con toda su savia nueva.

Ya de vuelta a casa me encuentro una pantalla en blanco
que está pidiendo a gritos ser escrita
y me dejo seducir por ella y la acaricio con mis dedos sobre teclas.
Van fluyendo las palabras con cierta timidez,
ya estoy escribiendo, sí, escribiendo de nuevo.
¡Esto sí que es droga dura!

Atrás, muy atrás, han quedado las amanecidas de la deprivación,
el agarrarme a las paredes para no caerme,
esas que hace un rato daban vueltas y más vueltas en la habitación.
Atrás los malos sueños tras las noches locas,
tras los etanoles verborréicos y las risas hilarantes e histriónicas
de los encuentros de ocasión.
Atrás los ojos midriáticos ante el espejo del WC de los bares
y el continuo batir de las mandíbulas
mientras saludas a quien te quiere saludar.

Atrás el olvido del acorde preciso,
de la siguiente estrofa;
y el no poder parar la pierna mientras tocas.
Las ganas de salir corriendo del escenario,
tirar la guitarra en el primer bidón de la basura
y perderte eternamente en la ciudad y el tiempo.

Olvidarte de que cantas y escribes,
olvidarte de que sientes y sueñas,
olvidarte de que amas y vives.

El autocastigo cruel, al llegar a casa, por esa nueva recaída,
la esperanza muerta por esa nueva puñalada de otra noche másdelomismo
y el no creerte digno de que alguien te quiera.

Amanece y con qué fuerza, ahora no tengo ninguna duda
y escribo a vuela pluma y sin rimar con lágrimas en los ojos,
ya no me duele el alma, ni el neocórtex, ni el hipotálamo.
Ahora consumo MDMA y diacetilmorfina con acentos o entrecomillado,
me sirvo el etanol en tacitas de café estilo naif
y a los tetrahydrocannabinoides les pongo un adjetivo o un adverbio adecuado.
Mi escritura ya es opiácea,
pero no pienso desengancharme,
ni al mar, ni a la luna, ni a las estrellas, ni a los nuevos sueños:

¡Qué cursi es ahora mi LSD!
Ya no veo mariposas de colores que van y vienen
sólo letras tras un papel en blanco.

Me asomo a la ventana saboreando nicotina
y veo que ya ha amanecido
tal vez sea un buen momento para dar por terminado este escrito mal trenzado.

¡Al parecer esta nueva mañana, aún sin resaca, también he vomitado!

©AMS Cádiz
Abril del 2011


Amador Muñoz- España




1 comentario:

Ana Muela Sopeña dijo...

Intenso e impactante, Amador.

Un abrazo
Ana