
Del poemario El abrazo de la Diosa
Edith Lomovasky- Goel
Resistencia
Dile al cuchillo
que no se apiade de mi fe
ni del borde insolente
del mar
en mis pestañas.
Dile al cielo entrecortado
por la estela de un avión
que sus alas se han ido
sin consuelo
a los nuevos balcones
al festejo
La distancia
hacia las vísceras del amor
aún estalla
en las paredes del invierno.
El universo aún es joven
Dile al cuchillo que no es tiempo.
Diminutamente
bella
fugaz
como el planeta ajeno a nuestra voz
Luz
en las cuclillas
Disfrutemos del espacio
de su mínima flor
de su círculo
Tenemos
los días contados
las risas contadas
Dejemos transcurrir
el rocío
la placidez
una piel feliz
entre las palmas
Un acto de fe inventa la eterna juventud y la diluye en las cintas oscuras de la noche buscamos la ninfa y ella se deshace entre la ferocidad de los lobos entre las tenazas que saben abrazar hasta el pánico hoy desde un día gris rendimos homenaje a la vana invención a la caravana inextinguible a este gris este gris este gris cruzado por las franjas de la arena la luz impertinente el sudor la seda que nos saca de este gris este será un himno a las sedas la salvación la Osa Mayor el Oso Mayor esta soy esta es mi eternidad
***
Elocuencias de un lugar
A veces
la paciencia de sabernos solos
es nuestra mayor quietud.
Una caballería de glicinas
inicia la luz.
En este patio no hay portal.
El vestido de la niña
plagia una invasión de buganvillas.
La penumbra plagia a una carne
ilegible.
La silla
vacía de milagros
bebe su minuto
su hora de gracia.
Nadie se deja ver.
Ni siquiera el pájaro,
perfecto plagio
del desgarramiento.
Hay un cuerpo sin refugio
que desdibuja
los abrazos infantiles.
Alguien pasea su contingencia.
***
Intemperie y despojos
-I-
Un cuerpo
sueña entre dos reinos.
Los navegantes
remontan la amenaza
Echan a volar
La musculatura del deseo
se entregará a las súplicas.
Una mujer despertará
El día será nuevo.
El imperio de otra salvación
hechizará las barcas.
Una sonrisa torrencial
responde a nuestros ojos
El letargo de las maderas
repite
la cadencia de un espacio
un útero
una fe.
-II-
El jardín más vulnerable
se apoltrona en mis entrañas
Las esferas de mis ojos
repiten el timón
Un timón
capitaneado por los sueños
desvía las certezas.
Una nereida
inflamada de secretos
confunde las bitácoras
Dónde está el sosiego
Un pequeño hogar
teje el abrazo
entre mis senos
Una bomba de tiempo nos esquiva
Una paloma sin país
cosquillea el lugar
donde van a morirse
las proezas.
El día ha llegado
Ha llegado
el rigor de las montañas
Aquí están mis huesos
Quién responderá al llamado
Quién firmará
la petición de mi epidermis
Hoy
Ahora
Aquí
Edith Lomovasky Goel- Argentina
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