
Del poemario El abrazo de la Diosa
Edith Lomovasky- Goel
Diálogo
Atrévete
La puerta está abierta
La escalera es firme
Mírame
Mírenme todos:
mi piel está desnuda
e invoca al abrazo
La penumbra me salva
del riesgo
de una arena lenta y segura
Yo pido un abrazo
y te veo a ti,
niña ceremoniosa y esquiva
Mírame los senos
La sagrada leche que fui
Soy la caverna que abrigó tus células primeras
Yo, mujer con alas de hambre y de fuego
contemplé a mis quimeras en un escondite
de diamantes y cenizas.
Ellos no.
Nunca.
Tú sí
Tú que puedes, vuélvete
decía el folklórico conocedor de las distancias.
Pero antes de incinerar tu mejor deseo
piensa
y mírame
Yo ya no puedo vivir trepada en el ramaje no ser ni tierra ni cielo, pasar más desapercibida hueca erosionando mi pudor mis ideas cartográficas ya no encuentran sosiego entre la sístole la diástole y este viento que no cesa micorazón está abierto y me arden los labios el sacro íleo estalla en el vaivén la bailarina enjaulada que fui soy y somos tú, yo y todas las mujeres de esta fronda
De este lado del temblor
Despegamos
Arranca
La diosa del verdor te acunará
Lárgate
Penetra
en el nomadismo de los sueños
quítate la red
El abismo ya buscará otra carne
Esto no es
la boca de un lobo
ni una trampa de cordura.
Me arraigaré en las copas
Aprenderé con vehemencia
la negación de los retornos
Es tu amanecer
Ahora es el umbral
Respira
***
No siento el calor de estas paredes
ni el verdor del jardín.
Ya no espero la dádiva
que anhelaba y soñaba
Marina Tsvietaeva
La madre del desierto
Cruzarás las arenas
Cruzarás el mar
Le escaparás al lodo
Algo te dirá que no puedes olvidar las encomiendas
en un asiento de estación
donde el vehículo
olvida
sistemáticamente
tu presencia
el día
las caminatas
Has perdido el jamsa*
Te queda
un hambre devorador
la sed
Creces y creces
La madre te exhalará por las ventanas sola con todo su potencial y una promesa tú sabes demasiado bien que esto es una ventana no es la vida las dunas invitan a creer pero son sólo la repetición de una caricia fugitiva entre los oros la madre quiere ser definitiva pero en las arenas no hay puerto las dunas las dunas son la repetición de un seno borroso que ruega por el roce de unángelcaído
La madre sucumbe al jamsín*
La supervivencia es
un fantasma esquivo que borda un laberinto en su pezón
un caracol de ecos marinos
El cuerpo queda solo
El hijo se diluye entre las grietas.
***
¿Qué canción sin cuna cantaré en las auroras?
¿Qué gritaré en las ventanas
antes del fuego?
No quiero repetir
generaciones de desierto
Huyo del dios de las plagas y los eternos sacrificios
La canción
La cuna
vuelven en el espejo de mis sueños
El balanceo feliz
resiste en mis caderas
Estoy viva
* Jamsa: amuleto de la suerte en el Medio Oriente
* Jamsín (del árabe) : siroco
Edith Lomovasky Goel- Argentina
1 comentario:
Edith, he leído todos los poemas de la serie.
Me gusta tu manera de escribir, las metáforas, las imágenes, la emoción poética.
Un estilo desgarrado que sabe integrar con elegancia la realidad y el sueño.
Mi enhorabuena
Un abrazo
Ana
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