13 de abril de 2011

EL MIEDO




EL MIEDO

Saltó la trinchera, uno en un pelotón
gris en el gris como el propio Ypres
y me quitó el fusil con un rugido
que yo sin fuerzas reconocí.

Una sola cosa tuve tiempo de comprender,
como a la luz de un cohete luminoso:
¡nuestros líderes nos han engañado!.

Cuando retorció la bayoneta en mi pecho
—ni siquiera me dio tiempo a sentir dolor—
vi su rostro desfigurado por el miedo.

Ese rostro era el mío.

Traducción: Francisco Uriz







Kjell Espmark- Suecia




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