
El hombre de hierro
aterriza en el mundo del amor
con la máscara oculta del silencio
y sale disfrazado con su frío,
para sobrevivir en la catástrofe.
Antes de que le partan en trocitos
descuartiza a su víctima con lógica
y es adúltero antes que arriesgarse
a amar con el espíritu sin nudos.
El hombre de hierro
busca respuestas en mujeres de la luna
y permite que todo sea atávico
hasta que los relojes se detienen.
Trastoca con sus dedos el destino,
lo rompe en mil pedazos
y cuando ella se va
se ahoga entre sus lágrimas metálicas
y siente que es esclavo de dos úteros.
El hombre de hierro
permite la agonía de la amada
y cuando ella muere
aúlla en cementerios
y ya no vive más que como un zombi.
Ana Muela Sopeña
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