
Monumento al exterminio Phom Phem
Phumi Ta Phem, Camboya
LA DECADENCIA DE LA CULTURA
En mayo del 75, escondí la preciosa riqueza,
empaqué arroz blanco en las maletas
y ropa vieja, un pequeño horno de hierro,
ollas, sartenes, platos, cucharas, un hacha, un azadón,
un poco de pescado curado en pequeños recipientes de plástico:
lo puse todo en una carreta y la arrastré hacia el este
bajo la luna llena.
“¡Ah, el hogar, el hogar! el suelo sagrado donde vivíamos felices,
el patrimonio construido, poco a poco, por mi padre,
¡Oh, la fuente de Naga con sus siete veneros,
preservando nuestras tradiciones de antaño!
¡Oh, Monumento de la Independencia! ¡Oh, biblioteca! ¡Oh,
libros de poesía!
¡Nunca podré cantar de nuevo los poemas de inspiración divina!
¡Oh, palabras quintaesenciales de los poetas!
¡Oh, artefactos que nunca podré tocar o ver de nuevo!
¡Oh, Phnom Penh! ¡Oh, pagoda donde adorábamos!
¡Oh, Angkor Wat, sublime monumento a
las aspiraciones de nuestros viejos antepasados jemeres!
¡Ah, puedo ver a través de estas tres selvas!
No estaré en ninguna parte,
no tendré noche,
ya no tendré días,
seré un hombre sin identidad.
“Dolor por las camboyanas
que fueron fieles a sus amados;
ahora vagan insomnes,
en cualquier rincón de sus hogares.
¡Oh, árboles rang, campos de desove,
convertidos en zancos quemados por la conflagración del Pot-Sary.
Aniquilen los árboles rang, las palmas de azúcar,
la República Jemer!”
No hay más intelectuales, no más profesores:
todos se han ido de Phnom Penh, llevándose los niños,
desposeídos, engañados hasta la última persona,
desde el culí hasta el rey.
Mientras buscábamos un refugio, un jemer rojo armado nos arrestó y nos envió a las fosas comunes. Pero nos escapamos en mitad de la noche y nos fuimos sin rumbo fijo. Nos arrestaron en Angkar y nos enviaron a un campo de trabajo forzado. Allí cultivábamos arroz noche y día, a veces hasta dieciocho horas al día. Después de la cosecha en Angkar, nos enviaron a otro campo de trabajo forzado en la parte nororiental de Cambodia, llamada Prek Ta Am. Allí tuve las experiencias más tremendas de mi vida. Pol Pot dio la orden de que todos los recién nacidos fueran muertos. Mis dos mellizas fueron estranguladas al nacer.
Traducciones de Rafael Patiño Góez
FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN
U Sam Oeur- Camboya
______________________________________
U Sam Oeur nació en Camboya en 1936. Sobrevivió durante cuatro años a seis campos de concentración del régimen de Pol Pot, fingiendo ser analfabeto y destruyendo los manuscritos de su obra literaria. Perdió en ese tiempo a la mitad de su familia, y puesto que había sido criado en una granja, pastoreando búfalos de agua y cuidando arrozales en la exuberante campiña camboyana, pudo adaptarse a los rigores del trabajo agrícola forzado. Con Ken McCullough co-escribió el libro autobiográfico Crossing Three Wildernesses, donde evidencia no sólo la riqueza mítica de su país y su tradición cultural sino también el tránsito por las selvas de la enfermedad, el hambre y la brutalidad de la guerra. Traductor de Walt Whitman al Khmer, a finales de los años sesenta realizó estudios de Literatura en Estados Unidos, donde reside actualmente. Devoto budista, en 1996 publicó el libro de poesía Sacred Vows, que es no sólo un triste lamento sobre el genocidio en Camboya sino también una conmovedora declaración de esperanza. De dicho libro afirma Arun Gandhi: “Como el bello lirio que tiene sus raíces en el fango, la poesía en Sacred Vows, es la voz de un corazón afligido emergiendo de la sangre y la cornada de la violencia. Un libro que todos los constructores de la paz deberían leer”.
Antes del tiempo de mi niñez en la granja en Camboya, los Poetas Viajeros cantaban las profecías de Intda. Usaban alegorías para evitar que los acusaran de atacar al gobierno. Las profecías se centraban en un cataclismo que sucedería en Camboya en los años siguientes. Pero los intelectuales en Francia no prestaron ninguna atención a estas profecías; en cambio, se unieron a los comunistas vietnamitas y destruyeron su propio pueblo y su país.
¡Nunca podré cantar de nuevo los poemas de inspiración divina!
¡Oh, palabras quintaesenciales de los poetas!
¡Oh, artefactos que nunca podré tocar o ver de nuevo!
¡Oh, Phnom Penh! ¡Oh, pagoda donde adorábamos!
¡Oh, Angkor Wat, sublime monumento a
las aspiraciones de nuestros viejos antepasados jemeres!
¡Ah, puedo ver a través de estas tres selvas!
No estaré en ninguna parte,
no tendré noche,
ya no tendré días,
seré un hombre sin identidad.
“Dolor por las camboyanas
que fueron fieles a sus amados;
ahora vagan insomnes,
en cualquier rincón de sus hogares.
¡Oh, árboles rang, campos de desove,
convertidos en zancos quemados por la conflagración del Pot-Sary.
Aniquilen los árboles rang, las palmas de azúcar,
la República Jemer!”
No hay más intelectuales, no más profesores:
todos se han ido de Phnom Penh, llevándose los niños,
desposeídos, engañados hasta la última persona,
desde el culí hasta el rey.
Mientras buscábamos un refugio, un jemer rojo armado nos arrestó y nos envió a las fosas comunes. Pero nos escapamos en mitad de la noche y nos fuimos sin rumbo fijo. Nos arrestaron en Angkar y nos enviaron a un campo de trabajo forzado. Allí cultivábamos arroz noche y día, a veces hasta dieciocho horas al día. Después de la cosecha en Angkar, nos enviaron a otro campo de trabajo forzado en la parte nororiental de Cambodia, llamada Prek Ta Am. Allí tuve las experiencias más tremendas de mi vida. Pol Pot dio la orden de que todos los recién nacidos fueran muertos. Mis dos mellizas fueron estranguladas al nacer.
Traducciones de Rafael Patiño Góez
FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN
U Sam Oeur- Camboya
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U Sam Oeur nació en Camboya en 1936. Sobrevivió durante cuatro años a seis campos de concentración del régimen de Pol Pot, fingiendo ser analfabeto y destruyendo los manuscritos de su obra literaria. Perdió en ese tiempo a la mitad de su familia, y puesto que había sido criado en una granja, pastoreando búfalos de agua y cuidando arrozales en la exuberante campiña camboyana, pudo adaptarse a los rigores del trabajo agrícola forzado. Con Ken McCullough co-escribió el libro autobiográfico Crossing Three Wildernesses, donde evidencia no sólo la riqueza mítica de su país y su tradición cultural sino también el tránsito por las selvas de la enfermedad, el hambre y la brutalidad de la guerra. Traductor de Walt Whitman al Khmer, a finales de los años sesenta realizó estudios de Literatura en Estados Unidos, donde reside actualmente. Devoto budista, en 1996 publicó el libro de poesía Sacred Vows, que es no sólo un triste lamento sobre el genocidio en Camboya sino también una conmovedora declaración de esperanza. De dicho libro afirma Arun Gandhi: “Como el bello lirio que tiene sus raíces en el fango, la poesía en Sacred Vows, es la voz de un corazón afligido emergiendo de la sangre y la cornada de la violencia. Un libro que todos los constructores de la paz deberían leer”.
Antes del tiempo de mi niñez en la granja en Camboya, los Poetas Viajeros cantaban las profecías de Intda. Usaban alegorías para evitar que los acusaran de atacar al gobierno. Las profecías se centraban en un cataclismo que sucedería en Camboya en los años siguientes. Pero los intelectuales en Francia no prestaron ninguna atención a estas profecías; en cambio, se unieron a los comunistas vietnamitas y destruyeron su propio pueblo y su país.
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