16 de mayo de 2011

LA MARCHA HACIA LA MUERTE







LA MARCHA HACIA LA MUERTE


A Carlos Fonseca (*)en el 33 aniversario de su caída en combate.

Por años extrañaste el terruño
desde La Habana,
y ahora, en mala hora,
obligado
por las Tendencias
y tu convicción imperativa
en la unidad,
entraste a Nicaragua,
clandestino tenía que ser.

Te enrumbaste hacia la montaña
todavía virgen,
a una loca reunión improbable,
a un estúpido encuentro imposible,
montaña invadida,
hirviendo de guardias somocistas,
disminuidos los arroyos y quebradas,
represión en vivo,
escondidos los pájaros,
guerrilleros cazados como monos congos,
secas y podridas las milpas,
campesinos reconcentrados,
torturados y muertos,
apagado el viento rojinegro,
en el corazón de la montaña
nos entierra el enemigo.

¡Maldita ocurrencia!
¿Por qué no reunirse en Costa Rica,
u Honduras?
Habría sido casi un juego de niños,
pan comido,
y no montaña infernal,
y mortal.

Qué extraño,
nadie más que vos marchaba
hacia esa reunión quimérica,
ninguno de los otros jefes
se movió de los pueblos y ciudades
donde estaban,
sólo vos caminaste hacia la muerte,
“viejo”, fuera de forma y casi ciego,
sin ninguna posibilidad.

De parte de Modesto,
que estaba en los confines
de la espesura,
David Blanco, René Vivas,
Hugo Torres y Roberto Calderón,
inútilmente te buscaron
varias veces,
en los puntos de contacto
establecidos,
a los que nunca alcanzaste a llegar,
pese a los esfuerzos
de Francisco Rivera (El Zorro)
y de Claudia Chamorro.

Pero toda tu lucha
ya había pavimentado
el camino triunfal
de la Revolución.

No contabas con que
las mieles del poder
llevarían a tus compañeros
a las mansiones
de los somocistas
y a sus Mercedes Benz,
después a piñatearse residencias,
fincas y fábricas,
a cometer fraudes electorales,
a trocarse en politiqueros
y poderosos capitalistas
de lenguaje seudo-revolucionario,
autores de una imaginaria
segunda etapa de la Revolución,
retórica para encubrir
sus siete pecados capitales.

Se olvidaron los viejos camaradas que
“no es la conciencia del hombre
la que determina su ser,
sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia",
como descubrió Carlos Marx.

Se olvidaron los viejos compañeros
de aquello que les dijiste
tantas veces:
no se trata de un cambio
de hombres en el poder,
sino de un cambio de sistema.

Tu muerte
te conservó inmaculado,
pero si hubieras vivido,
tu integridad
te habría mantenido a salvo
de la manzana envenenada,
Comandante en Jefe Carlos Fonseca.

Managua, Nicaragua. Noviembre 7, 2009.



Guillermo Cortés Domínguez- Nicaragua





(*) Carlos Fonseca Amador nació en el barrio El Laborío de la ciudad de Matagalpa el 23 de junio de 1936 y fue hijo de la campesina Justina Fonseca, de oficio cocinera y de Fausto F. Amador, contador de una mina de propiedad estadounidense.
En 1964 es detenido y condenado a 6 meses de prisión donde escribe "Yo acuso a la dictadura", en este escrito Fonseca hace una descripción cronológica de los caídos en la lucha contra la dictadura somocista, desde 1964 hasta la gesta heroica del General de Hombre Libres Augusto Cesar Sandino, estos héroes incluyen el primer movimiento guerrillero en reivindicar la lucha del Gral. Sandino, el FRS.
A continuación un extracto del escrito:
En el interrogatorio a que me sometieron los miembros de la Oficina de Seguridad me acumulan entre otros cargos los dos siguientes: Un plan para atentar contra la vida del Jefe-Director de la G.N., Anastasio Somoza D. 2.-El asalto al Banco de América.
Respecto al primer cargo yo niego totalmente toda culpa de mi parte, y en cambio puedo acusar a Anastasio Somoza D., a Luis Somoza D. y demás miembros de la familia que encabeza la opresión, así como también a los políticos y militares que les sirven de cómplices, yo los puedo acusar, digo, no de tener simples planes para atentar contra la vida de ciudadanos limpios, sino de ejecutar en forma sistemática asesinatos contra patriotas y personas dignas.
Mi circunstancia de prisionero y la prisa que exige la clandestinidad en que estoy escribiendo, me impide elaborar una lista más o menos completa de tales asesinatos; sin embargo, voy a citar a lo menos algunos ejemplos:
Los asesinatos de campesinos y otras personas de Chinandega en 1963.
El asesinato en 1963 en el rio Bocay de mis queridos compañeros los estudiantes Jorge Navarro, Francisco Buitrago y Modesto Duarte y los jóvenes Mauricio Córdoba e Ivan Sánchez Arguello.
El asesinato en el rio Coco de los también queridos compañeros míos Faustino Ruiz y Boanerges Santamaría.

El asesinato en la ciudad de León en 1962 del joven Carlos Najar.
El asesinato en 1961 de varios obreros revolucionarios en el rio San Juan.

El asesinato en 1961 en la ciudad hondureña de Choluteca del veterano sandinista Heriberto Reyes.

El asesinato en Febrero de 1961 de los patriotas Julio Alonso, Enrique Montoya y Octavio Vilchez y del estudiante Jesús Lopez y de varios patriotas mas.

El asesinato en el Dorado en Febrero de 1960 de los estudiantes Eduardo Medina, Víctor Arbizu, Tomas Palacios y del salvadoreño Fabricio Paz y varios patriotas mas.

El asesinato en 1960 de los jóvenes Ajax Delgado y Julio Oscar Romero.

El asesinato de Carlos Hasslam en 1959; el asesinato de los expedicionarios de Olama y los Mollejones, los patriotas Antonio Gutiérrez, Víctor Rivas Gómez, Napoleón Ubilla Baca y los costarricences Segura y Sony Boy en Julio de 1959; el asesinato de Manuel Diaz y Sotelo y varios compañeros mas.

El asesinato de los prisioneros Luis Armando Morales Palacios, Jorge Rivas Montes, Ramón Orozco y Bonifacio Miranda en Septiembre de 1956.

Al asesinato de Adolfo y Luis Báez Bone, Opstaciano Morazán, Pablo Leal, Augustin Alfaro y muchos patriotas mas en Abril de 1954.

El asesinato del estudiante Uriel Sotomayor en la ciudad de León.

El asesinato del campesino Aquileo Castillo junto a muchos campesinos y ciudadanos más en la Cuesta del Coyol en 1948.

El asesinato del veterano sandinista Juan Gregorio Colindres aproximadamente en el año 1948.

El asesinato de los patriotas Rito Jimenez Prado y Luis Scot.


Y por fin, hacia atrás, en los primeros días de la tiranía, en Febrero de 1934, el tenebroso asesinato de Augusto Cesar Sandino, Juan Pablo Umanzor y Francisco Estrada y centenares de sandinistas de Wiwili para adentro. Siendo el que esto escribe acusado de planes imaginarios y siendo mis acusadores culpables de este rosario de crímenes, yo creo que son esos acusadores y no yo quienes merecen ser severamente castigados.


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Guillermo Osvaldo Cortés Domínguez nació en Jinotega (Nicaragua) el 17 de noviembre de 1956, y quizás por ello encontramos profusamente los números 7 y 17 en sus dos novelas publicadas: El Arcángel (2007) y Huérfanas de la Guerra (2009), la primera, una catarsis sobre la Revolución Popular Sandinista, y la segunda, un drama de amor, muerte y olvido, que tiene como fondo la guerra civil de la década de los 80, tema que también aborda en la anterior. Huérfanas… presenta cierta complejidad en su estructura, porque los protagonistas son también los narradores de una novela dentro de otra, que se está autorreferenciando constantemente, y que cuenta, a veces en detalle, cómo se va urdiendo y elaborando, hasta que dos de los protagonistas le arrebatan al escritor la autoría de la obra.

A los doce años de edad, Cortés Domínguez redactó una impecable composición a la patria que le mereció el honor de leerla ante todos los estudiantes, en el auditorio de su Colegio La Salle, en la Ciudad de Las Brumas, pero no supo identificar ese momento simbólico y definitorio, que se le estaba presentando como una revelación del camino hacia la literatura, que, de todas maneras, muchos años después habría de abrazar definitivamente.

En 1978 comenzó a ejercer el periodismo. Laboró durante una década en el diario Barricada, órgano oficial del FSLN durante la Revolución, donde fueron constantes sus crónicas y reportajes producto de sus frecuentes y algunas veces temerarias vivencias en el teatro bélico. Junto a varios de sus colegas de este diario, es autor del libro primigenio Corresponsales de Guerra (1984). También publicó una serie de reportajes sobre la contrarrevolución y el exilio nicaragüense en varias ciudades de Estados Unidos, que le valió el Premio Latinoamericano de Periodismo “José Martí”, de la Agencia Prensa Latina, de Cuba, y que originó su segundo libro, Miami: Secretos de un Exilio (1986). Recopiló sus crónicas sobre el Huracán “Joan”, que azotó a Bluefields, en la Costa Caribe, y junto al periodista Roberto Fonseca, publicó El Ojo Maldito (1988).

Su primera experiencia de escritura fuera de recopilaciones periodísticas, fue La Lucha por el Poder (1990), acerca de los comicios electorales que ese año perdió el FSLN y que marcaron el fin de la Revolución Popular Sandinista. En el año 2003 publica De León al Búnker, sobre el Frente Occidental Rigoberto López Pérez, que el 19 de julio de 1979 ocupó la Loma de Tiscapa, el símbolo de la dictadura somocista. Es una obra de rescate histórico escrita en gran parte escena por escena, como si las acciones más intensas estuvieran ocurriendo ahora mismo. Estas dos obras constituyen la antesala de su salto hacia la novelística, un sueño que había venido acariciando y postergando por quince años.

Es licenciado en Periodismo y tiene una maestría en Administración de Empresas con énfasis en Marketing, ambos en la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), donde en el año 2001 empezó a facilitar clases sobre géneros periodísticos. Desde 1991 y 1992, dirige, respectivamente, una empresa editorial (EDITARTE) y una revista especializada en comunicaciones (Medios y Mensajes), que en el 2007 sólo publica en formato digital. En 1996 fundó Ciberdiario de Nicaragua (1996-2001), el primer diario digital del país. Es Director fundador del Centro de Estrategias y Estudios de Opinión Pública –CEOP–(1998-2009). Con frecuencia publica artículos en el periódico de alcance nacional, El Nuevo Diario.





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