9 de mayo de 2011

SE LLAMA MISERIA

Los conflictos armados suponen el principal problema y debido
a ellos hay cientos de miles de personas que se ven obligados
a abandonar sus hogares para salvar su vida y la de su familia.
África, nuevamente, se lleva la palma. El continente negro
se convierte en una boya a la deriva. Un continente salpicado
por multitud de conflictos que ocasionan millones de desplazados
y refugiados. Como escribió el periodista polaco Ryszard
Kapusckinski en el prólogo de su libro Ébano: “África no existe”








Se llama miseria

Nos hace codiciar los fríos territorios de los otros
Los espacios bulliciosos de cometas
Donde se confunde la gimnasia con la magnesia
Nos empuja hacia el esófago erizado de humillación

Nos empuja hacia las cloacas pútridas
Excrescencia en los costados de nuestros nidos de tierra
Nidos de gusanos, de anofeles, de pestes y cólera

Nos empuja, nos golpea como reserva
A lo largo de las olas ninfómanas, golpea para tirar
Por la borda cuando puntea el hocico mal pelado
Del pescado en tarros de los jardines abismales

Nos empuja como quiste o edema
En el útero demasiado estrecho de una bruja desdentada
Estéril, y que la ignorancia lapida con ladrillos rojos
Bajo la mirada unas veces plácida otras divertida del gendarme

Nos empuja hacia las heridas costras apestosas
Aglutinadas como ventosas en la nariz asmática del lactante
Se le pega en el rabillo del ojo como mosca de vaca tiñosa
Y esmerila kwashiorkor hinchando los vientres de arácnidos

Nos empuja hacia los prados de genuflexiones donde pacemos
Los templos de huída y de violencia, las ventas de sueños en las subastas
Los paraísos encielados prometidos para la felicidad cuando no estemos más en la tierra
La necedad que estalla la intolerancia culta del yo tengo razón

Nos empuja por doquier, nos pincha, espina al cuerpo
Nos atiborra de su lodo salobre brebaje
Nos querellamos, nos golpeamos, nos entre matamos, todo lo que sabemos hacer
Hermoso pasatiempo para la bella luna de vida, en virtuoso o artesano

Y la miseria, ella, nos empuja como planta rampante
Como la striga




Koulsy Lamko Dadouar- Chad



[Traducción de Araceli Zuleta Zarco]





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