Blog de Poesía Solidaria con 1.394 Poetas de 130 Países del mundo y 433 Temas de compromiso social. _______________________________________________ Editores: Fernando Sabido Sánchez y Ana Muela Sopeña _______________________________________________ La bio-bibliografía de cada poeta se puede leer en el primer poema del autor, los enlaces están a la derecha de la página web, o bien pinchar en la etiqueta del nombre al final de cada post para leer todos los poemas subidos del mismo autor
14 de mayo de 2011
POEMA SIN LIMITES DE VELOCIDAD
Poema sin límites de velocidad
He visto una ciudad
una avenida
una calle inundada de cantos
De poemas sonando como bocinas de carros
Y autopistas sin guardias de tránsito
Poemas a 200 Km. P/H
Libres
raudos
veloces por llegar
a los oídos del mundo
donde la ansiedad
la droga
y los atropellos
inventan colores siniestros
Y en medio de todo
Yo con mi bocina
Yo con mi voz levantada
Entre tantos accidentes
Risueño
Ilusionado
Y sin más palabras
Que estos versos sin frenos por las avenidas.
Carlos Oliva Valenzuela- Perú
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CARLOS OLIVA. Lima, 1960-1994
Estudió Matemática Pura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y, hasta antes de su muerte, estudiaba Literatura en la UNMSM. Fue editor de la revista de poesía «Ínsulas Urbanas» (1991). Ganador del Concurso Nacional «Casa del Poeta Peruano» (1992). En 1995 fue editado póstumamente su libro de poesía Lima o el largo camino de la desesperación.
Fundador en 1990 del grupo Neón y editor de la revista de poesía Ínsulas Urbanas(1991).
Carlos Oliva es el primer rostro nítido de la generación de los años 90, el primero en tomarse una leyenda en vida (poeta “maldito” entregado a los excesos, incluidos los de la droga, siempre “en busca de lo desconocido” y en oposición al orden capitalista existente) y en su temprana muerte, arrollado por un microbús. Espíritu neovanguardista en la ruta abierta por Hora Zero y Kloaka, habitante de los barrios populares y marginales pero no impulsado por Eros ( motor de Pimentel, Ramírez Ruiz, Verástegui, Santiváñez, etc.) sino por Tánatos, es decir, por un impulso de muerte y autodestrucción.
“Escribo como alucinado, (...) Cada vez que busco con desesperación una cosa que termino por encontrar comprendo que eso no basta. Entonces, preso de una fuerza extraña, busco otra cosa hasta conseguirla sabiendo de antemano que no me satisfacerá; es por ello que disfruto con el dolor y deseo la muerte”.
TEXTO: Ricardo González Vigil
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