11 de mayo de 2011

POEMAS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO (BERBEL)





Poemas contra la violencia de género.



Y ojalá te sirva levantar la mano
tan sólo para señalar el cielo.

Ella lloraba la noche de su vida,
negra como la raza,
quebrada como una triste piedra
-que dicen que no siente ni padece-.
Ella, la de siempre,
amarrada a la pata de la cama
y a la suerte de una cocina vieja.
Ella que no era nada ni nadie,
que ni sabía dónde quedaban las estrellas.

¿Y aquel hombre
que tanto dijo amarla?

¿En qué espejo mirarse
si aún, y así, ya no se reconoce?
Se perdió en la nada,
allá, a donde fue a morir su juventud,
su infancia y los ojos de luna
que hoy miran el vacío.








He visto al mundo desfilar por los pasillos
del miedo, por los atajos
de la crueldad, por los senderos
del terror.
Un mundo masacrado
de mujeres que lloran
arrastrando su propia indefensión.
Nunca pidieron ni soñaron
que les bajaran ninguna estrella azul.
Mujeres estrelladas
en otras formas del dolor.
Dónde quedaron los amantes, los novios,
los esposos, los hombres de sus vidas
que alguna vez dijeron:
“Yo te adoro, mi reina”.
“Te quiero, vida mía”.

¿Qué magnicidios se ocultan
en los nichos anónimos
de aquellas “reinas” de su casa?

He visto el mundo desfilar por los pasillos,
mirando a otro rincón
o dándoles la espalda
en la desidia, en la insolencia.
¡En tanto, en tanto olvido!








No te suicides después,
no desperdicies una bala más de tu escopeta.

Deja que la libertad
camine cada día por la calle,
no es tuyo el sueño de cualquier estrella.
Volar, volar,…
Volar con las alas que ya le dio la vida,
con el destino
del que tú no debes ser culpable.
Camina y mira
y anda en esta tierra grande
donde cabe una hoja
evadida de un otoño cualquiera,
una ola escapada
del océano que alguna vez se amó.

Anda, camina y vete,
búscate tu lugar digno y sensato
allá dentro de ti,
allá donde encuentres
ese cielo que abre
los brazos para todos.








No reflejaba tu rostro
aquel charco de sangre seca.
Tus labios que perdieron su color natural
en una noche de dolor oscura.
Tu cuerpo se vació
en el filo de una acera muerta.

Los asesinos andan sueltos.
Los asesinos viven cada día.
Los asesinos no saben soñar.

La primavera vomitaba otoño y gris y negro.
Al mar le arrancaron los ojos.
Un mar con las cuencas vacías
que no va a leer ningún otro poema,
ni esquelas, ni sucesos.

Ahora es de noche
y no descansa en paz.








Y lloraré contigo
debajo de las piedras.

Enterraremos a nuestros hijos.
Suplicaremos
para que el sol no siga ardiendo.
Lavaremos la tierra
y estiraremos al viento
sus sábanas de sangre,
allí, en las acequias perdidas
de aguas estancadas
donde rezuma la muerte cada día
y el olvido
y la desidia
y la impotencia.

Ay, hermanas, de la luna de plata ciega,
¿quiénes se erigen los dueños de nuestros cuerpos,
de nuestras almas, de nuestras vidas?
¿En qué pozos oscuros parimos la crueldad?
¿En qué mares profundos abortar la miseria?









He dado a luz a un monstruo
que no supe antes estrangular entre mis manos.
Que no supe tragarme su placenta
ni devorar el feto que nació de mí.
Lo he alimentado poco a poco,
como a una criatura vulnerable y débil,
hasta hacerlo el verdugo crecido
de mis pasos.
Hoy soy la esquela
de una mujer estrangulada
a manos de quien dijo la quería.
Una más de la lista
asesinada cada noche de terror.
¿De qué género me hablan?
Voy a quedarme preñada de otra cosa,
de otros seres distintos
que lloren con mis lágrimas,
que sientan como siento.
O a martillarme el vientre
hasta borrar del mundo
este dolor inútil.



Berbel (María del Pino Marrero Berbel)- España






No hay comentarios: