16 de mayo de 2011

¡QUÉ GANAS TENGO!





¡Qué ganas tengo!

¡Qué ganas tengo
que el mundo diera la vuelta
de todo desconcertante!:
Que el pobre tuviera trabajo,
y la televisión, y el sofá,
y las aseguraciones,
y las vacaciones pagadas a Pekín.
Que el rico experimentara,
por un momento,
el dolor de sentirse anulado
con diez hijos que le pidan escuela,
vestido,
fiesta,
plato de arroz,
y la mujer, oliendo a humo y cebolla...
Que el tan-tan, y el nogaggobbe,
y el yaraví, y el tamborito llegaran
a hacer tanto ruido
y que ya no se percibieran
ni discursos, ni metralletas,
ni el gimoteo de tanta gente estrangulada.
Que ya no se proclamaran
los derechos humanos,
ni se mencionaran, ni se pensaran
como no se piensa -por el momento- en dividir sorbos de aire
a cada “bendita casta”,
o clase, o sistema, o color...
que ya se consideraran como los dientes,
los pies,
las manos,
la vida
de todos los nacidos de mujer:
y, no sabes ¡qué ganas tengo...!




Aiban Wagua- Panamá




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