11 de junio de 2011

QUIERO SER HOMBRE






QUIERO SER HOMBRE

Quiero ser el hombre de la tierra
la mujer, el niño, la tierra aún la tierra
Pero nunca ser
un viejo con corazón carroñero
el malvado vertebrado
Nunca el hombre que pudre
cuanto es bello

Quiero vivir sin permiso
reír sin permiso
llorar sin permiso
Quiero bailar sin permiso
odiar sin permiso
perdonar sin permiso
Quiero morir sin permiso
pudrirme sin permiso
llegar a ser flor sin permiso

Brotar como hierba silvestre
ser tierra y mar sin permiso
Sin permiso ser sueño
sin memoria sin rostro
Quiero hacer callar de vergüenzas la noche
Sin permiso resonar como tam-tam salvaje
sin permiso gritar
Libertad

Puede que mañana seamos viejos
con tantos soles en nuestros corazones
tanto amor por vivir
tantos ecos locos por contestar
tantas ofrendas en que empeñarse
tantas sendas noches en las que dejar
la huella de nuestra juventud
Quizá mañana seamos sí
por fin compañeros del invierno


Modou Kara Faye- Senegal



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Modou Kara Faye, Senegal 1985-2003

El sujeto de la poesía de Modou posee un corazón tan ancho capaz de aglutinar el sufrimiento propio y el del mundo compartido, hablar de la salvación para cuando la procesión va por dentro, crecerse en la adversidad más abyecta, hacer del dolor una causa común. Es por eso que existe el amor: porque hay dolor, y sólo desde (el conocimiento de) el uno es posible construir el otro. A pesar de la con-trariedad del odio que alimenta a los humanos, el amor tiene tal fuerza que logra
superar cualquier contrariedad humana, incluida la condena que a veces supone la propia vida.
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Una poesía que convulsiona por su capacidad de flagelar nuestra médula, un grito estremecedor de esperanza en el desespero, una mirada poética llena de grandeza lírica y limpidez en la mirada. No sabemos qué hubiera llegado a escribir este joven poeta senegalés de no arrebatarle su vida el absurdo de la muerte, pero al menos el testimonio concreto de su poesía brota con tanta fuerza que desgarra líricamente las entrañas del Occidente canalla que hemos construido, con ese decir versicular tan rotundamente expresivo, cargado de imágenes discontinuas, rotas,
surreales, que sacuden como látigos la conciencia hasta obligar a contener el aliento; una poesía de difícil pericia combinatoria, ametralladora que se quiere en la noche, tan poéticamente lírica, tan extremadamente sangrante, tan dolorosamente esperanzadora hasta el rompimiento. No sabemos qué hubiera llegado a escribir pero al menos tenemos la enorme fortuna de conocer la dimensión universal de este breve pero cortante legado. Por ello obliga su testimonio a compartirlo, —y ésa precisamente es ahora toda nuestra esperanza.

VIRGILIO TORTOSA ( fragmento extraido de DESDE EL SUR, CON ESPERANZA UNA MIRADA malgré lui)

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