21 de junio de 2011

SOWETO








Soweto

“La niña tenía doce años. Tenía puesto el uniforme de la escuela. Según la policía sudafricana no era una niña. Era una persona más en la masa de negros sin cara amotinándose y saqueando. El dedo de un policía apretó el gatillo, y ella yacía en la calle agonizando”.

¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí echada en el polvo?
Oh, hija de mujer, ¿cómo puedo decirle lo indecible a una niña de sólo doce años? ¿No es ese el problema?
¿Quién eres? ¿Dónde estás? Háblame. Abrázame duro. Mi madre no sabe que estoy echada aquí en la calle polvorienta.
Oh, hija de mujer, yo soy y no soy, pues he venido después de que ha caído la última oscuridad.
¿Oscuridad? ¿Qué dice?
Calla. Descansa un momento, hija de hombre y mujer, semilla de la sagrada unión. No te preocupes, niñita.
¿Semilla de la sagrada unión?
Tú no puedes comprender eso.
¡Madre!
No te puede oír, oh niña. Tú no sabes lo que te está pasando.
Ella va venir, mi madre me oirá. Ella va a venir.
No tengo consuelo para ti, oh niña desdichada, casi de doce años. Ahora soy tu única compañía.
No me toques, tengo calor.
No.
Mi cabeza da vueltas. Sosténgame.
No.
Por favor, tú, cosa.
Sí, soy una cosa y soy no-cosa. Debo mantenerme lejos de ti tanto como me sea posible.
¿Puede ir donde mi madre y contarle...?
No puedo.
Oh, estoy cansada. Estoy amodorrada.
Duerme. Ese polvo donde yaces es ahora tierra sagrada.
Ahora recuerdo. Estaba caminando. Volvía de la escuela. Mis libros, ¿dónde están mis libros? ¿Qué me pasó? ¡Oh, Madre!
No tardes en partir, niña. Libérate. Déjame abrazarte.
Por favor.
Ahora no.
Tengo seca la boca. Tengo sed. Madre, dame agua.
(Soy compasivo.)
Dame entonces agua.
Ah, me oíste. No te lo decía a ti, niña. Nunca sabrás qué tan compasivo soy, afortunadamente.
Había mucha gente. Policías. Armas… ¡Me hirieron! ¡Oh, madre, me hirieron! Me hirieron. ¿Por qué?
Porque te temen.
¿Me temen? ¿A mí, a una niña? ¿Esos hombres grandes con armas y bolillos y bayonetas? ¿Me temen?
En ti, una niña, hay más fuerza. Para ellos eres una amenaza mayor en el mañana que espera nacer.
Temen tu mañana, por eso es que tratan de matarte hoy. ¿Comprendes?
¡Sangre! ¡Estoy sangrando! ¡Me hirieron!
Por miedo, niña. Pero tu mañana no morirá. Porque cuando yo te abrace, vivirás en la infinitud del tiempo, en todos los ayeres,
los hoy y los mañanas que serán uno solo.
Mi madre me besó por la mañana. Se fue para la casa de los blancos para cocinarles y lavarles la ropa y cuidar a los niños. Dijo que me vería por la noche. Comí. Salí. Me encantó la aritmética. Es una buena materia. El maestro es muy bueno. Inglés. Higiene —bañarse todos los días, lavar los dientes, cortarse las uñas cortas. Cívica —¿quién es el comisionado de asuntos Bantú? ¿quién es el superintendente de su localidad? ¿en qué formas es bueno el pase para usted? ¡Ese pedazo de papel que siempre nos piden los policías y sin el que nos pueden meter a la cárcel! ¡Oh, cuánto sufre nuestro pueblo!
No te fatigues, pequeña. Tan niña. ¡Tan bella! ¡Tan tierna! Sigue allí tendida, y descansa, y espera.
¡Afrikaans! ¿Por qué demonios? ¿Por queeé? Camaradas, me hirieron. ¡Sí, los muy cobardes! ¡Me hirieron! Pero yo oigo sus pies que corren, yo oigo su llamada a las armas. ¡Yo veo la victoria! ¿Miren cómo me levanto del polvo! ¡Miren cómo aprieto el puño! ¡Miren como doy el saludo final! ¡Yo oigo el grito ‘AL INFIERNO’ resonando en todo el mundo! ¡Sí, al infierno con ellos! ¡Al infierno con ellos!... Oh, madre, ¿sabrás cuando veas mi cara feliz que mi corazón se queda aquí con mis camaradas? ¿Con usted? ¡El mañana es tan bello! El mañana nacerá, porque el hoy es indestructible. El sol nunca se pone para siempre. Tú, niña, eres como el
meteoro, va desvaneciéndose hasta llegar al silencio, un silencio profundo, un silencio bien ganado, la paz. ¡El mañana vive! ¡Soweto! ¡Soweto! Tam… bién… nos… otros. Tam…bién…
Ahora estás lista para mi abrazo. Ven, pequeña. Es el fin.

[Traducción de Nicolás Suescún]



Daniel Kunene- Sudáfrica



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Daniel Kunene nació en Suráfrica en 1923. Poeta, ensayista, narrador, traductor y activista contra el Apartheid. Profesor emérito de la Universidad de Wisconsin, después de enseñar allí por más de 33 años, hasta 2003. Antes había enseñado en la Universidad de Cape Town y en la Universidad de California. Honoris causa en Literatura y Filosofía por la Universidad de Suráfrica, 1999, que le honró por mantener un contacto cercano con su país durante el exilio, iniciado en los años 60’s y por haber participado en la lucha intelectual contra el Apartheid a través de su escritura creadora. Obra: Heroic Poetry of the Basotho (La poesía heroica de los Basotho), 1971, 1983; Pirates Have Become Our Kings (Los piratas se han convertido en nuestros reyes), 1976; A Seed Must Seem To Die (Una semilla debe semejar morir), 1981; From the Pit of Hell to the Spring of Life (Del hoyo del infierno a la primavera de la vida), 1986; Thomas Mofolo and the Emergence of Written Sesotho Prose (Thomas Mofolo y la aparición de la prosa escrita de Sesotho), 1989; Dithoko, Dithothokiso le Dithoholetso tsa Sesotho, 1996; The Zulu Novels of C.L.S. Nyembezi: A Critical Appraisal (Las novelas zulú de C.L.S. Nyembezi: Una valoración crítica), 2007. Otros libros: We Are: Therefore I Am: The Poetry of Bonding in Southern Africa (Somos: Por lo tanto soy: Poesía de la empatía en África del Sur) y In the Wake of Our Dreams (En el despertar de nuestros sueños).

Fotografía: Natalia Rendón




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