4 de junio de 2011

VINILO Y NAÚSEAS EN LAS AZORES





Vinilo y náuseas en las Azores


Mezquinos maquillajes que ocultan viejos gestos,
una insólita mezcla de pausas y alcanfores
segando voluntades.
Es la mañana un mimo de rictus cauteloso
que encubre entre silencios un secreto de amores
y miedos
El guiño pasajero, mirada engaño tosca,
en las islas Azores se angosta la flor seca,
el océano se quiebra,
palabras de vinilo, plástico y mescalina,
la labia verdularia del poderoso, egregio
calzonazos de tango y bambalinas
buscando razonar lo irrazonable por la fuerza,
a su costado títeres, los mastines comparsas,
héroes de plastilina, monigotes
jugando a ser migajas de lo efímero
malvendiendo sus almas.
Efecto Fibonacci, un signo que se agrieta,
lo irracional del cálculo mezquino
de la mano del arte de guerras y saqueos,
al servicio del mal y sus prebendas,
despejando la incógnita del número y sus horrores.
En Wall Street germinan odaliscas y náuseas.
Traduce resquemores en su afasia
la rosa de los vientos, en un parque nevado
caza el oso palomas, postrer punto y aparte
de un guión perfumado con lágrimas de tanques
y oro negro.
En la atalaya griega suicidan las muchachas
la razón de sus vidas, en el tinte aritmético
del verso endecasílabo desnudan sus virtudes
de Londres a Manhattan pasando por España
sirenos asonánticos y lirios casquivanos
muy juntos, separados, o revueltos.


Antonio García Vargas- España





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