
Gavrilo balbucea la noche antes del disparo
Esta noche, silenciosa como un infierno
inexistente, el mundo, las cosas y los objetos
unidos en aceite. Es el tiempo indicado para los indecisos:
hay que bajar en las puntas de los dedos por el pasillo podrido,
hay que tocar con la mano esa pared, ese aceite,
hay que decir: ¡Vamos, alma, por la pistola! Porque,
es tan irreal y silencioso esta noche. No hay nadie
quien no diga: ¡Mañana la desgracia te espera!
¡Mañana el amor te espera! ¡De prisa, alma,
por la pistola, antes que se quiebre el hueso de ese resplandor!
Forjan en las cercanías un verdadero escudo
concreto, tejen las tejedoras nocturnas un manto
para ti, para toda su alma insegura. De prisa,
solo, antes de que se quiebre el hueso, porque amanecerá y
otra vez: nuestros oídos serán lastimados por los gritos en la calle,
otra vez: ¡respiraremos el aire impregnado de esquirlas!
De prisa alma, por la pistola, mientras todavía no amanece,
mientras no ha muerto nuestro Dios. Después, no tendremos
con quien, ni a quién, ni con qué hablar. Yaceremos
muertos en la oscuridad, en el aceite, en los años que sordamente,
pesados y torpes, se acuestan sobre la espalda de los siglos, al igual
que esta noche se acuesta sobre mi espalda, noche
llena de esplendor, y el llamado:¡vamos alma, por la pistola!
Abdulah Sidran- Bosnia Herzegovina
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