7 de septiembre de 2011

LA ESENCIALIDAD DEL TIEMPO









La esencialidad del tiempo

Las excavadoras se pasaron toda la tarde
deshauciando piedras indefensas
condenando a hierbas buenas y decentes
al exilio más irreversible.

Tenían órdenes de no hacer prisioneros.

En su lugar, plantaron elegantes farolas
de tacto frío y desdeñoso
y fue imposible establecer con ellas
conversaciones milenarias
debido a lo inoxidable e inalterable de su piel.

Buscamos tribunales que pusieran desorden entre tanto orden
pero en comisaría nos adivirtieron
que ya no estaban de moda las arrugas ni los descampados
y que las grandes empresas habían decidido exterminar
todo lugar desmercantilizado
toda idea o anhelo que no hubiera sido publicitado anteayer:
imposible reivindicar la sabiduría paciente del musgo.

Alguien se acercó y se lamentó por sus recuerdos robados.
No fueron muchas las protestas
pues el hombre del tiempo había pronosticado
alegrías inmutables por todas partes.

¿Batalla perdida?
Fuimos felices reconociéndonos momentáneamente
frente a un tiempo que expulsa el tiempo de aferrarse
de entrelazarse, de sedimentar sentimientos.

Y renegamos, renegamos afirmativamente.

Sólo lo que envejece existe y es compartible
y es entonces digno
o al menos posible
de ser amado.





Ángel Calle- España


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Nacido en 1969, en Madriz, aunque con sangre por los rincones del Jerte. Me pongo a estudiar números. Me dicen poco. Me hacen sociólogo por la vía del doctorado, comprendo algo más. Publico dos libros sobre movimientos sociales, en particular el último (Nuevos Movimientos Globales, Ed. Popular) es reflejo de mi activismo en la construcción de otras realidades desde entornos varios: proyectos agroecológicos, centros sociales autogestionados, Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa. Anudo estos lazos, añado emociones y edito mi primer y único poemario: Los Vínculos (Editorial Isla Varia). Preparo Utopistas y Desutópatas.






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