
La huelga,
compañero,
no es ponerse a mirar la luna
ni entrecerrar los párpados
esperando el maná del cielo.
La huelga,
miradlo,
es una boca enorme de clamores,
el pecho dispuesto a la lid
entre un bosque de pancartas.
La huelga,
compañero,
no es pedir centavos por caridad
ni regatear algunas migajas
a la tenebrosa voluntad del amo.
La huelga,
decidlo,
es un muro de voces coléricas,
un levantamiento de puños
y una toma de calles y plazas.
La huelga,
camarada,
es una poderosa arma del pueblo.
Victor Mazzi Trujillo- Perú
No hay comentarios:
Publicar un comentario