17 de septiembre de 2011

LOS NIÑOS INVISIBLES









Los niños invisibles

Lo importante no era el crimen.
Lo importante era ocultar la imagen del crimen.
Cuando alguien lanzó la orden de bombardear la ciudad inocente,
cuando alguien ordenó matar niños, ancianos, mujeres
y algunos desesperados combatientes.

El ataque llegó de improviso
con las mortales alas de la alevosía.
Se afirmó que solamente se alcanzarían objetivos militares.
Evitarían los daños colaterales.
Por desgracia una bomba de racimo al estallar
causa consecuencias imprevistas.
No importaba que se ejecutara el genocidio.
Las instrucciones pedían mantenerlo escondido.

Para los invasores el crimen no televisado
perdía su condición de crimen.
Las manos teñidas de sangre seguían siendo limpias.
Los dientes de las bestias no destrozaban vidas.
Se ordenó volver invisibles a los niños.
Ni sus cuerpos ni sus rostros debían ser conocidos.
Niños que apenas comenzaban su camino.
Sólo algunos soles compartieron sus juegos.
Sólo algunas lunas alumbraron sus sueños.
¿Quién llorará la muerte de niños invisibles?
¿Quién puede condenar lo que no ha visto?

El patriota de un país lejano presentó ante las cámaras
la imagen de esos rostros y esos cuerpos,
aquellas víctimas en el lugar del crimen.
Entonces los guardianes de la honra del imperio
lanzaron gritos mas allá del cielo.
Se manchaba el borde del traje del asesino;
se ensuciaban las botas imperiales.

Todos sabían que la ambición fingía ser libertadora y defensora.
Nadie ignoraba que la codicia arrasaba el territorio.
Por esa codicia lanzaron a los niños a las cavernas sombrías.
Por esa codicia la inocencia fue destruida.
Los canales de comunicación no debían mostrarlos.
Los mensajeros tenían que esconder el mensaje.
El patriota de un país lejano dijo que esos niños habían existido
y dejaron de existir bajo la violencia.
Con el pretexto de atacar el terror
se extinguió la llama de esas vidas.
¿Quién podía creerle a quien mostraba una verdad escondida?
Los asesinos quedaron tranquilos.
Ojos que no ven no pueden condenar.
Lo importante no era el crimen.
Lo importante era ocultar la imagen del crimen.



Fernando Lamberg- Chile




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FERNANDO LAMBERG (Valparaíso, Chile 1928): Profesor con trayectoria en poesía, cuento, teatro y ensayo. Radicado en Venezuela desde 1976. Ganador entre otros del Premio Municipal de Poesía de la Municipalidad de Santiago (1966), Premio de Poesía Casa Las Américas (1973) y Premio Municipal de Teatro Fundarte (2000). fue director de la Sech durante las presidencias: Guillermo Atías, 1964-1965, Francisco Coloane, 1966-1967 y Luis Merino Reyes, 1970-1971. Obra: Naturaleza artificial. Chile, Santiago, Ediciones Sucos, 1954. Testimonio (1947-1948). Chile, Santiago, Ediciones Surcos, 1954. El universo engañoso. Chile, Santiago, Editorial Universitaria S.A., 1964. Poemas australes. Santiago, Litoral, 1965. La innumerable humanidad. Ediciones SIDE, 1968. Señoras y señores. Cuba, La habana, 1973. (Premio Casa de las Américas) Hasta siempre, Valparaíso. Caracas, Venezuela: Ediciones Surcos, 1986. Espera y Giros. Abril del 2005.





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