
¡Tú, negro inmanumiso!,
esclavo profundo en cautiverio
desde la liberación colonial.
Atado de pies y manos
en cabrias que elevan tu dignidad.
Dignidad embarrilada,
manchada de filtrada sangre libertaria
de patriotas, héroes y villanos
muertos por un ideal.
Y en el sudor de tus arterias
ofreces tu negro color
a la voracidad política
como heredera de los héroes
y la gente de tu pueblo
que fue quien nos liberó.
En tu valor de negro bueno, in manumiso,
en el tiempo eterno de tu duración;
aún retumba el eco en la voz
de aquel egregio autor:
“Hay que sembrar el petróleo”.
¡Tú seguirás siendo esclavo!
Y tu dignidad sólo será un mal recuerdo
en la vagante pobreza
de quien solo tiene el derecho
al color de tu sudor.
esclavo profundo en cautiverio
desde la liberación colonial.
Atado de pies y manos
en cabrias que elevan tu dignidad.
Dignidad embarrilada,
manchada de filtrada sangre libertaria
de patriotas, héroes y villanos
muertos por un ideal.
Y en el sudor de tus arterias
ofreces tu negro color
a la voracidad política
como heredera de los héroes
y la gente de tu pueblo
que fue quien nos liberó.
En tu valor de negro bueno, in manumiso,
en el tiempo eterno de tu duración;
aún retumba el eco en la voz
de aquel egregio autor:
“Hay que sembrar el petróleo”.
¡Tú seguirás siendo esclavo!
Y tu dignidad sólo será un mal recuerdo
en la vagante pobreza
de quien solo tiene el derecho
al color de tu sudor.
Eliéser Wilian Ojeda Montiel- Venezuela
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