27 de septiembre de 2011

UNO






Uno
De El amor, la ira... de Enrique Falcón*


El amor, la ira [escritos políticos sobre poesía] son…reflexiones,
propuestas y proclamas de lo que el autor considera los nuevos
retos de una poética comprometida para con el tiempo que
vivimos, un tiempo sin duda marcado por la invisibilización
de las víctimas, por una tremenda injusticia social y por un
deseo de pacificación sobre las propuestas políticas
antagonistas que pretendan construir entre todos un futuro
incluyente y distinto…





0) INCIPIT

Nosotros escribimos en los futuros últimos tiempos
de una literatura muerta.


6) ABRAZO Y PROTESTA

Un poema político no tiene por qué ser “transparente”.

No es necesariamente en lo transparente donde
siempre acaece una comunicación.

No siempre en lo ya conocido se producen los
encuentros.

Y no necesariamente en la claridad, el abrazo y la
Protesta.



9) “LA INJUSTICIA NO ES ANÓNIMA:
TIENE NOMBRE Y DIRECCIÓN” (Brecht)

Un buen poema político no “mueve el mundo”.
Ayuda a recobrar aliento.

Un buen poema político no “hace caer a la injusticia”.
Le da nombre y dirección.



18)

Las conexiones entre el poder y lo real (de las que
nuestra poesía –a diferencia de buena parte de la
literatura más reciente– no puede prescindir) son las
que convierten al llamado “estilo” en una elección
profundamente moral.


20) DESCUBRIR Y RECORDAR

Pedagógica o celebrativa, la poesía política procura
en cada tiempo aprehender la conducta del hombre
(en circunstancias concretas, aunque sean altamente
compartidas).

Para ello, tan válido le resulta pulsar las teclas de las
diversas técnicas de distanciamiento como los recursos
–afectivos o identificadores– de la sugestión.

Las posibilidades de nuestra dicción se vuelven, así,
ilimitadas.



25)

Nosotros no apuntamos, todavía, a una transformación
radical de las cosas

sino a una resistencia (…que es una transformación
radical de la cosas).



29)

La creencia de que en la tradición literaria española
existe una profunda riqueza que ha de saber aprovechar
sabiamente nuestra actual poesía, es un tremendo
estorbo.

Un verdadero poeta político, aun consciente de estar
escribiendo en la tradición, ha de empezar siempre
de nuevo, pero también como si habitara en los
futuros últimos tiempos de una literatura muerta.



30)

A quienes fatigosamente nos recuerdan el peligro
panfletario de nuestra poesía, exijámosles ejemplos.

Un buen poema político puede ser, también, un
buen panfleto.

Nada hay de malo en escribir panfletos.

Un buen poema político también puede ser todo lo
contrario al mejor de los panfletos.

Y puestos a hablar de poesía “panfletaria”… ¿por
qué no entresacar esos panfletos que, casi
mensualmente, escribe el capitalismo a través de sus poetas?




31)

La poesía no es una estructura inocente.




33)

Nuestra poesía habrá de desplegar la rabia de los
nuevos tiempos, la misma ira que en estos nuevos
tiempos ya se encargan otros de ocultar.



37)

Debería inquietarnos lo altamente inofensiva que
resulta la poesía actual.




49)

Mística y sociología: un buen poema político no
Tendría por qué renunciar al abrazo de estas dos
Hermanas.



52)

Hay partículas de sangre en todos nuestros poemas.




64)

La poesía política no lo es por sus temas, puesto que
el mundo carece de bordes y sus “asuntos” resultan
ilimitados.

La poesía política no lo es por sus registros retóricos,
puesto que dispone de todos los posibles.

La poesía política lo es porque aborda de pleno un
algo específico: el poder.

La existencia de la poesía política se legitima por las
conexiones que establece el poder con lo real.

Lo que dinamita, o confirma, dichas conexiones es
lenguaje.

Sentidos de mundo.

Gestos.

Y precisamente por eso, la poesía política habla.

Existe.




65) Y HOY

Lo que acuna el nacimiento de un poema político:
el amor, la ira.






Enrique Falcón- España





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