15 de octubre de 2011

POESÍA DE LA EMBOSCADA




Poesía de emboscada

(fragmento)

Los cueros y los sables
Se untan con aceite de coco
Gelatina grasa derretida
¡Ánimo!
¡Para domesticar
los rayos del sol!

Oh mundo
¿Hasta qué riberas
de almas y cuerpos
puedes oler el pedo global
del turismo?

Allá como aquí
Veo a la viuda Temoust
Temoust la tuareg
Cuya grieta
De los ojos
O la rocalla de los pies
Desnudos
Son alimentados
Por las garras del siroco
Y los dardos del sol
El ocre mate de la epidermis
De sus hijos la tiene acorazada
Para enfrentar las sierras y las guadañas
De sus torturadores
Garras del siroco

Braseros del sol
Sobre los dardos de arena
Cepillos de basalto
Hocico de un cañón
Tapando el horizonte
Para coagular el sueño
Como un obús atascado
Entre el diafragma y la úvula

Todas las herramientas y todas las simientes
De esta vida de groseros pretextos falsos
Han tallado el rostro de Temoust
Y tú ¿todavía puedes soñar?

Armados con sierras eléctricas
Y con puñales alzados
Han vuelto ellos
Por las huellas de sus crímenes
A una sola voz
Han gritado:
«De la raíz de la úvula
hay que cortar todas las lenguas-arpones
desde la del poeta hasta la de la cabra
y de la salamandra de sus barrancas»
Y encima de la colina
Salamandra
Cabra
Y estertor del cuervo
Perpetúan las resonancias
De las cuerdas vocales rotas

Fuete de tornado
Los nervios de la lengua
Siguen golpeando el silencio
El eco con acentos de sílex comienza
El borborigmo de los guijarros

Oh tierra queja de bárbaro
Con la lengua cercenada
Oh lengua de las salivas de Satán
Cocinada despacio con el vapor del paladar
Y timbres de ají

En el país de los gritos de la penumbra
País de genio que llama a la montaña
Nosotros como la rocalla de nuestras mesetas
Mascullamos y garrapateamos
En la oreja de la piedra
De nuestros ancestros
Que nos comen la lengua
Una mezcla de sonidos y de signos ganchudos
Y ramosos como las garras de los buitres

Y hablamos
Con lenguas revoltosas
Como las pezuñas de las cabras de nuestras madres
Que ordeñamos en cuartos de ecos
Con nuestras bocas
Nuestras bocas llenas de hojas de vidrio
Y de palabras municiones
De las cosechas por venir

Y a medianoche cuando la luna
Ya no se inclina sobre el borde
Espejo-abertura de un pozo seco
Con nuestros muñones de lenguas
Ladramos
Estruendos de poesía afilada
Como la cresta del sílex

Hoja de vidrio
Y su lima de palabras
Balas apuntadas
A quemarropa sobre las sienes
Poesía-sílex cresta afilada
De voces cruzándose y entrecruzándose
Y otra vez un nuevo golpe
Voz sorda del entrechocar
Como el meteorito golpeando
La piedra de la determinación

En el país de las lenguas partidas
País de la palabra
Que va derecho
Hacia el eje negro
Curva rápida
Y de pronto media vuelta
Y la flecha regresa
Al arco de la lengua
Flecha y arco parten otra vez
Como un solo disparo rayo
Buscando donde golpear
El blanco que niega
Su deflagración

Setenta sombras caen
Vomitando sus entrañas
Y corre un hombre a socorrerlas
Y muerde su lengua
Tumbado en el torbellino de una ráfaga
Y erguido se reincorpora
Con los riñones humeando
Se traga la lengua
Un coágulo de sangre
Y de golpe parte
Hacia el cabo del sin retorno

Y al otro lado de la desdicha
La mujer rumia su placenta
Y su hijo es derribado desde el vientre
Por el trueno del obús
Atándolo al cordón umbilical
Que hasta aquí lo une
A las entrañas de su madre
Madre presa del arte-rebelión
Que recicla la muerte como un botín
Arma robada al enemigo

Ésta es la faz bonita
De abajo del país
De las lenguas ganchudas
En cuanto a sus alturas
Es otro cliché
Horizonte y cielo al infinito
Del tinte feo
Del azur
Y siempre negro del cuervo
Y su doble la mancha grisácea
Del buitre
Que acentúa la estridencia absoluta
De nuestro silencio
Un país entero de precio
Ecológico e higiénico
Con su paraíso mineral
¿no es verdad, turista?

¡Vete, rapaz!
Nada hay que visitar aquí nada
Qué contar todo está limpio
Y es étnicamente correcto
¡Fuera, periodistas!
Todo es limpio y tecnológico
Los cuerpos son quemados con napalm
Los cadáveres pura ceniza
Con la cooperación de las Naciones Unidas

Desierto-basalto
Cascajo-avalancha
Lava de nuestros cráneos
Y rocalla
Rechinar de huesos
Rebotando sobre las balas

Somos las hormigas
Sombras divagantes de una gangrena
Que se alimenta del vagabundeo
De sus molares

Ahora sobre mi hombro
La noche defeca el día
Y yo voy a pinchar
Los testículos inflados
Del búho pálido
De la hipocresía




Mahmoudan Hawad- República Saharaui







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Mahmoudan Hawad nació en 1950 y es originario del macizo del Aire en el Sahara Central. Pertenece a la tribu tuareg de los nómades Ikaskazen. Desde muy joven entró en contacto con grupos de sufíes itinerantes. Ha residido en monasterios sufíes en Egipto y Libia, y en los campamentos nómades alrededor de Bagdad. Actualmente trabaja sobre la relación entre lenguaje, grafismo y espacio, continuando sus investigaciones sobre la cosmogonía tuareg, dominios que en su obra aparecen estrechamente ligados. Aparte de dos novelas, Hawad ha publicado las selecciones poéticas y de caligrafías: Caravana de la sed ,1985; Cantos de la sed y de extravío, 1987; y Testamento nómade, 1989.










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