20 de diciembre de 2011

LA MUERTA




LA MUERTA

La muerta asciende
por la boca de fuego de la piel
y persigue palabras imposibles
para limpiar despacio
la obsidiana.

Se duerme entre las sombras del espejo
donde un itinerario de silencio
la somete a tortura
y comienza a sentir casi sonámbula
síndrome de Estocolmo.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Unknown dijo...

Querida Ana, terrible pero cierto en muchos casos, impresionante poema, besos
Nando

Ana Muela Sopeña dijo...

Así es, lamentablemente, Fernando.

Un abrazo fuerte
Ana