18 de diciembre de 2011

PARTE DE GUERRA NIÑO







Parte de guerra niño


Antoine de Saint-Exuperí
murió al comando de un Lokheed p-38 Lighning en 1941
mientras Hill Barnes retornaba victorioso de otro
vuelo nocturno
Hitler se revolvía excitado como un gato en celo dentro
de su bunker
y no había manera de impedir de que José Manuel Moreno
pusiera la pelota
con su pie como mano
en el rincón del arco apostado esa misma madrugada en
la mesa de un bar.


Las noches de Buenos Aires
se veteaban con el haz de los reflectores
hurgando presagios que jamás hallaron.
Por Rivadavia al este los tranvías timbraban iracundos
contra las cucarachas rojas desnudas de neumáticos
con sus redondos dedos de metal usurpando las vías
Hirohito atravesaba su segunda vejez alimentado
con la vida de los kamikazes.
España trataba de apartar su cáliz sin demasiada suerte.
Los hornos de exterminio funcionaban con prusiana
y estúpida eficiencia
y los italianos intentaban desentumir sus miembros
oxidados de fascismo
buscando recobrar el canto y la holganza
los dos pilares de su sabiduría de pueblo milenario.


Por aquellos años mi madre tenía una bella voz de
contralto y nadie podía consolarla de la muerte de
Carlos Gardel
Glenn Miller ascendía a los cielos de donde nadie lo vio
descender
y a los turbios ecos de la Guerra debían sumarse otras
desgracias
como la historia argentina escrita por Astolfi
el guapo de la otra cuadra que la tenía conmigo
o la horrible sospecha de que entre Stewart Granger y yo
mediaban algunas diferencias
visibles a la hora y en el momento menos oportuno.


La guerra era para mí una absurda geografía
de fronteras muy vivas a costa de la muerte
en el mapa que cada tarde traía la quinta edición de
Noticias Gráficas/
algo lejano, impenetrable,
como Jorge Negrete
el catecismo
los incipientes senos de Risita Ametralladora
el cuadrado de la hipotenusa que es igual al cuadrado de
los catetos
o sea curiosa costumbre nocturna de mi tío Roque
de afeitarse para ir a la cama.


Para ese entonces el que Saint-Exuperí
estallara en su Lokheed
era tan apasionante
como que alguien me leyera un tratado de farmacopea
o intentara explicarme la posición esquizo paranoide de
Melanie Klein
porque jamás, jamás, nada de eso podría
siquiera compararse
con algún tranvía loco
saltando de las vías en Emilio Mitre y Rivadavia atascando el tránsito
hecho mil millones de veces más excitante
que todo aquello
y que la caída de Polonia Hungría y Checoslovaquia
juntas.


Hoy
el choque de dos automóviles aquí a la vuelta
es mucho menos que dar con el dato del modelo de aparato
en el cual el principito halló el lado oscuro de su planeta
y el enigmático rito de mi tío Roque perdió todo misterio
la primera vez que me sorprendí afeitándome
antes de ir a la cama
sabiendo para qué.
Bill Barnes es una vieja tapa de una vieja historia
que muy pocos recuerdan.
Anduve casi toda la tierra de Jorge Negrete
hasta aprender a amarla
y si bien sigo sin entender ese asunto de la hipotenusa
Stewart Granger y yo no nos hemos reconciliado
aunque nunca lo perdone
y sé que invadir Polonia Hungría o Panamá
es una canallada irremisible.


Lo que no estoy seguro/ y nunca lo estaré
es si gané o perdí con esta travesía.


De “SCALAM” 2006








Carlos Patiño- Argentina








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Carlos Patiño (Argentina, 1934) formó parte del grupo Barrilete, que en los años 60 incorporó a la poesía las preocupaciones del hombre de la calle, las noticias de los periódicos, los motivos del tango…
Nació en Buenos Aires, Argentina (1934) Se integró al Grupo Literario y revista cultural "Barrilete", fundado por Roberto Santoro, en 1964. Perteneció al grupo hasta 1975, en que fuera prohibido. Se exilió en México en 1976. En ese país realizó una intensa actividad periodística y cultural. Regresó a la Argentina en 1985. En la actualidad coordina los Talleres Literarios de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI), entre otras tareas. Le han sido otorgados los siguientes premios: Universidad de Sinaloa, México: Premio "Nuestra América", teatro(1979). Premio Nacional de Periodismo Cultural, ex-aequo, como uno de los redactores de la revista cultural del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México (1980). Primera Mención Concurso Latinoamericano de Poesía, México (1982). Premio Casa de las Américas de poesía, Cuba, (1990). Entre otros reconocimientos OBRA PUBLICADA: "Buenos Aires por la cabeza", poesía, Buenos Aires (1966), "Hombre de doce menos cuarto", poesía, Buenos Aires (1969), "Retratos", poesía, Buenos Aires, (1974), "Jaque a la dama", obra teatral, México, (1979), "Ceremonias (y otros desórdenes)", poesía, Mexico (1982), "Esquinas silenciosas", poesía, Cuba, (1990), "Manuales del sobreviviente", poesía, Buenos Aires, (1998), Integró numerosas antologías con otros poetas y ha dado incontables recitales poéticos en la Argentina, México y otros países latinoamericanos.








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