22 de diciembre de 2011

POESÍA DEL COMPROMISO DE CARMEN SOLER







Dejadme allí en las calles
con la gente sencilla,
que Juan, María y Pedro
repitan mis canciones,
las metan en las fábricas,
las lleven al mercado,
las manden al obraje.
Dejad que las repitan
ahora y mientras tanto
les sean necesarias.
Después, mañana, pronto,
las habrán olvidado.
Y así está bien.














Penas encimadas


Voy a decirlo de entrada
para el que quiera entender
son penas encimadas
el ser pobre y ser mujer.


Trabaja toda la vida
apenas para comer
tiene las penas del pobre
y más por ser mujer.


La rica tiene derechos
la pobre tiene deber
ya es mucho sufrir por pobre
y encima por ser mujer.


Está tan desamparada
y es madre y padre a la vez
derechos ni el de la queja
por ser pobre y ser mujer.


Se hacen discursos
sobre su heroísmo de ayer
en el papel la respetan
pero sólo en el papel


Y lo repito de nuevo
para el que quiera entender
son penas muy encimadas
el ser pobre y ser mujer.








Sala de torturas


A Esther Ballestrino,
detenida - desaparecida


Allí están sin amarras
los barcos infinitos.
Es un viaje extraño
en ese mar de gritos
espeso y sofocante
girando como ruedas
de un molinete brujo
en ese horror kafkiano
en ese absurdo obtuso.
Después llega el silencio.
Un silencio que plancha
el alma contra el piso.
Que allí todo es silencio
cuando todo no es grito.












Bandos


Se prohibe,
al hambre comer
a la boca hablar
al oído oír
a la sed beber
al fuego calentar
al miedo correr
al frió tiritar
a la alegría reír
al amor querer
al poeta cantar
al herido gemir
a la primavera florecer
a la pólvora explotar


Después
los fusilaron por no cumplir.












LA CANCIÓN DEL PROGRESO


Camino a la cordillera,
suelo enemigo,
llevo un burrito cargado
de verde olivo.


Camino de vuelta vengo
llorando lemas;
traigo el burrito lleno
de viejas penas.


He de tornar mañana,
cortando olvidos,
con un cuchillo con ojos
y un ciego niño.


¡Y he de encontrar un día
en la cordillera,
entre mares de espigas,
piedras de seda!


He de ir.
He de volver.
¡Yo no me canso de ser!










LA OBRERITA


Yo soy
Dominga Villalba;
nací en el surco
donde mi madre sembraba.
La hamaca que me sirvió de cuna
la trenzó la ausencia
y la colgó el olvido.
Pablo, dicen, que se llamaba.
¡Nunca vino a verme!
El camino de los pobres
solamente el dolor
lo encuentra siempre.


Papeles,
sellados de injusticia.
Fusiles,
cargados de ignominia.
Rancho, sembrados, esperanzas, ¡todo!
era ajeno.
Nuestro,
solamente un poco
de carne encallecida
y un gran amor alimentado
de tierra, de rocío,
de pájaros y espigas.


Ahora,
soy Dominga Villalba,
obrera,
rebelde y combativa,
voz y puño en la lucha
por el pan y por la tierra.
¡Así me hicieron!
A golpes trabajaron
mi arcilla campesina
y ahora soy
¡fibra de acero!










ALGUIEN GRITÓ


Alguien gritó:
¡Viva la libertad!,
y respondió la sangre.


Alguien gritó:
¡Muera el tirano!,
y respondió la sangre.


Mañana,
gritará la sangre:
¡Viva la libertad!
¡Muera el tirano!,
y el pueblo
¡responderá!












CANCIÓN DE LA PAZ


Quiero un poema de paz
que una a toda la tierra
en la misma belleza
de esperanza y trabajo;
que dé a todos amor
y para todos abra
su flor fuerte y sencilla;
que madure para todos
el fruto necesario
y construya cantando
la vida nueva.


La Paz encierra todo,
¡todo! cuanto amamos.
¡Unámonos, hermanos,
para salvar la Paz!










MÁS PALABRAS MÍAS


Perdonadme,
amigos literatos,
mis queridos amigos
académicos, perdonadme.
No seguí la «carrera» de poeta.
Crecí nomás con esta
vocación de recoger calandrias,
pero nunca supe
amaestrarlas.
Son incultas,
no hacen reverencias.
Son salvajes,
no pulen sus violines.
Son sencillas,
no se adornan con plumas alquiladas.
Por eso -perdonadlas-
su canto ineducado
es vivo e imperfecto.
¿Qué voy a hacer?
Si recojo palabras de agonía
no me fijo si suenan musicales,
y si encuentro esperanzas,
las reparto,
por más que no posean
las medidas exactas.
Entonces,
¡dejadme así!


Dejadme allí, en las calles,
con ellos, los sencillos.
Que Juan, María y Pedro
repitan mis canciones,
las lleven al mercado,
las metan en las fábricas,
las manden al obraje.
Dejad que las repitan
ahora y mientras tanto
les sean necesarias.
Después, mañana, pronto,
las habrán olvidado.
Y está bien así.


Y entonces,
perdonadme.
Perdonadme
que en medio del combate,
que en medio de las cárceles,
que en medio de las bestias que torturan,
que en medio de la noche y su acechanza,
que en medio de las víctimas y el miedo,
que en medio de la mugre y la vergüenza,
que en medio de la pólvora y el fuego,
que en medio del hambre y los lamentos,
y en medio de este mundo dislocado,
a veces pierda el ritmo
¡y no cuente con los dedos cada verso!
No tiene eso remedio.
¡No sé medir la sangre!
¡No sé contar las lágrimas!
¡No sé rimar el llanto!








Carmen Soler- Paraguay










“Ha surgido entre los nuevos la vigorosa personalidad de Carmen Soler. Ubicada en la línea social y popular inaugurada por Julio Correa, Carmen Soler representa por primera vez en la poesía paraguaya la irrupción de la mujer como poeta de combate. En sus poemas breves pero intensos, casi todos ellos en el ritmo del romance, se combinan el acento popular con una rigurosa intuición poética, acaso bajo la influencia del cubano Nicolás Guillén, con quien se muestra emparentada espiritual e ideológicamente, más que formalmente.”
AUGUSTO ROA BASTOS






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Carmen Soler (Asunción, Paraguay 4 de agosto de 1924 - Buenos Aires, 19 de noviembre de 1985) fue una profesora, poeta, y militante del Partido Comunista Paraguayo. Fue varias veces presa y exiliada, por luchar contra la dictadura de Alfredo Stroessner.


Nació en Asunción, capital del Paraguay, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Finalizados sus estudios y ya casada con Marco Aurelio Aponte, se trasladan al Chaco donde ella se desempeña como maestra rural bilingüe. Ahí es donde conoce por primera vez los problemas sociales que ahí sucedían, como los campesinos sin tierra, y la extrema probreza en la cual vivian los indígenas.


Poesía y militancia política
Durante el año 1947, se incorpora al Febrerismo, movimiento de tinte socialista, donde ya militaba su hermano Miguel Angel Soler. Participa activamente en las luchas contra el dictador Morínigo, ya que deseaba combatir las desigualdades sociales que existían en el país. Después de la Guerra Civil de 1947, debió exiliarse en Buenos Aires, donde continuó en contacto con el Bloque Liberación del Febrerismo, el que defendía las posturas marxistas dentro del movimiento. Es justamente en el exilio donde empieza a componer poemas, donde cuenta las experiencias que vivió.
En sus poemas están sus definiciones estéticas, su compromiso, la nostalgia por su patria. Los fechados en 1955, 1960 y 1968 contienen su testimonio desde la cárcel.


Vuelta al Paraguay y Exilio
En 1954, Carmen Soler vuelve al Paraguay, donde lucha contra los gobiernos colorados, y por la democracia. Es por eso detenida, por primera vez, en 1955, ya en la dictadura de Stroessner, que duraría hasta 1989. Ese mismo año, junto a otros militantes del Bloque Liberación del PRF, decide ingresar en las filas del Partido Comunista Paraguayo, partido en el cual militaria hasta su muerte. Desde entonces se suceden: el destierro, su reiterado regreso clandestino, la cárcel, la tortura y un prolongado exilio. En 1968, se ve obligada a ir, nuevamente al exilio. En distintos períodos, viven en Uruguay, Argentina, Chile y Suecia, sin que ella abandonara su actividad política y literaria. En la Argentina, y ya divorciada de Aponte, contrae matrimonio con un camarada de luchas, Carlos Luis Casabianca, también del PCP. Vuelve finalmente a Buenos Aires, Argentina, donde fallece el 19 de noviembre de 1985. No alcanzó a ver el fin de la dictadura de Stroessner. No tuvo la dicha de "volver".


Artes Plásticas
Carmen Soler encontró además, en la plástica, una nueva manera de expresarse. Comenzó pintando pequeñas figuras de madera, platos y piezas de alfarería, representando algunos personajes típicos de la leyenda guaraní.
Viviendo en Chile mostró una desconocida habilidad para modelar delicadas flores en miga de pan y creó finas miniaturas utilizando conchillas de mar. En Suecia pintó también algunos cuadros. Muchos de estos reflejan su dolor ante la desaparición de su hermano a manos de la policía de Stroessner. Otras pinturas pueden haber quedado en Estocolmo o en Moscú. Dos de esos cuadros de observan parcialmente en una foto tomada en la Unión Soviética durante una reunión de mujeres.


Obras
Las obras editadas de Carmen Soler son:
Poemas
Ed. Aquí, poesía. Montevideo, Uruguay. 1970
En la tempestad
Ed. Cartago. Buenos Aires, Argentina. 1986
"La alondra herida"
Ed. Arandurá. Asunción, Paraguay, 1995
"Poesías reunidas"
Ed. Servilibro. Asunción, Paraguay, 2011


Homenajes
Desde el retorno de la democracia en 1989, la figura de Carmen Soler, ha sido homenajeada:
Por Ordenanza Municipal JM/ Nº 23/92, de la ciudad de Asunción, se llamó Carmen Soler, al tramo de la ex Mcal. Estigarribia, desde la diagonal Juan Carlos Moreno González hasta la avenida Choferes del Chaco.
Sus obras han sido reeditadas, como una edición de "La Alondra herida", por la editorial Arandurá de Asunción.
La Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República del Paraguay, a cargo de Gloria Rubín, publicó Poesías reunidas, primer ejemplar de la colección "Mujeres Paraguayas en el Bicentenario", presentado en el día de la mujer paraguaya el 24 de febrero de 2011.
Su nieta, la actriz argentina Paula Rosenfeld, hizo un unipersonal "Alondra ... alma profunda de la vida", basado en la obra de Soler, presentada en Asunción y representada luego en Buenos Aires; Gral. Roca - Río Negro; San Martín de los Andes- Neuquén; Tucumán y en los sucesivos Encuentros Nacionales de Mujeres, que se realizan anualmente en distintas provincias argentinas.
El PCP, ha hecho constantes homenajes públicos a la artista.

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