28 de enero de 2012

SUICIDIO I









Suicidio I


'Le digo al café o/ a cualquier fantasma que lo sirve/
que de paso me traiga las pastillas./ Dos para despertarme.'




Nunca existirá el orden
en mi campo de oficio.
Nunca podré transformar este cuarto
en algo iluminado y nítido.
Estos pisos me han visto
esperanzada,
han seguido mi historia,
se han dejado tocar por
mis caricias.
Sin embargo, ahora,
están en plena guerra.
Me hacen jugarretas y conspiran.
Dejan nacer las ilusiones
y al rato un tiro de escopeta,
una granada,
Ahí defecó la perra.
Ahí vomitó el gato enfermo.
La escoba resiente mi furia.
Huele mal, un tanto repugnante.
La lavo,
la aseo, la acicalo
y me topo con ese lavadero
repleto de latas de pescado,
latas de hígado,
pedazos de papel mojado corrugado
con ese criterio de las marcas en ventas.
Miro al frente:
cientos de texturas
mugrientas
a punto de insultarme.
El piso está embarrado
de salsas saboteadas.
El refrigerador es un tesoro
de paquetes que no abro.
Zanahorias verdosas,
protuberantes ojos
de papas aburridas
que miran de soslayo.
Alguna mosca yace
dentro del congelador
muerta de frio.


Le digo al café o
a cualquier fantasma que lo sirve
que de paso me traiga las pastillas.
Dos para despertarme.
No confío en este yo de casa,
este yo de limpiezas diarias,
de esfuerzos sin cadencias,
omnívoro.
Tomo pausas,
me adapto a las nuevas circunstancias,
sostengo mis libros sobre el pecho,
mientras limpio los miro,
la ilusión de leerlos,
desencanto diario
de unas pocas páginas cansadas.
Estoy en Elabuga
comienzo por el final, despego.
Estudio todos los ángulos
varios puntos de vista
y me entra esta vivencia
de que he estado en esa habitación
con la gran poeta Marina Tsvetáieva.
Prepara la soga y el anzuelo
como si estuviera remendando
calzones a su hijo.
Está ya del otro lado.
Ha escrito el último capítulo
y se encuentra
con el papel en blanco.
Una tarea más.
Quizás no sea hoy,
quizás su taza aun no se ha llenado.
La veo en la desnudez de los destinatarios,
en el silencio rondando su estatura
pensando qué banquillo usar
para patear el aire
y quedar como ropa ultrajada
añeja, descolorida.


[Noviembre de 2011]








Magali Alabau- Cuba











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