7 de marzo de 2012

A INGLATERRA

Abílio Manuel Guerra Junqueiro fue, entre otras cosas, un poeta nacido en Portugal en 1850 que a los 46 años de edad escribió una de las más reales y bellas poesías contra el Imperio Británico







A INGLATERRA


¡Oh, cínica Inglaterra! ¡Oh, beoda imprudente!
¿Qué deben tus colonias a tu gran corazón?
La hipocresía, la Biblia, el aguardiente:
la mortaja de Cristo les diste, largamente.


Vendes tu amor a metros con tus manos bastardas
y vendes a tu Dios, sólo atenta a tu fin;
de su vieja cruz haces culatas de espingardas,
su cuerpo lo conviertes en pólvora y bombardas,
su sangre la transformas en aguarrás y gin.


Tus apóstoles van, prostituta insolente
con el fin de salvar a la negra ralea
en busca de los negros de oriente y occidente,
bautizándolos en jordanes de aguardiente,
mostrándoles tu Dios en tu hostia: la Guinea.


Tu honra te importa menos que moneda constante
y tu pudor es como un matabel en cueros;
ladrón de cuenta abierta, bárbaro traficante,
entregas a los negros, para hacerlos corderos,
tu Biblia, a cambio de colmillos de elefantes.


Tu religión...tu Biblia...tu Biblia es una agenda
donde en números truecas las virtudes humanas
y un Dios de compra-venta es el Dios de tu ofrenda:
Cristo, resucitado para abrir una tienda
de alcohol, de carbón, de corchos y de panas.


Por las sendas del tiempo, ¡oh, milano dañino!
arda un pueblo a los logros de su estrella polar,
y tú eres el ladrón que le sale al camino
con las mañas del lobo, y el coraje del vino
a exigirle la bolsa para dejarle andar.


Si ves a un pobre, al hombro te echas la carabina;
si ves a un fuerte, callas, y esperas que te dé;
ora pide tu mano, ora asesina,
y es tu orgullo, cobarde bayardo vil de esquina
un tigre que anda a rastras y un lacayo de a pie.


Y sola quedarás en tu isla normanda
con tus viejos barones de los tiempos de Arthur,
devorará tu pecho, como un cáncer, la Irlanda,
y en tu carne has de ver, ¡oh, meretriz nefanda!
que la sangre da lodo, y que el oro da pus.


Y como unos brutales monstruos de pesadilla
en las tristes entrañas de una nave sin rumbo,
a la luz que proyecta la tormenta amarilla,
sientiendo a cada embate que se parte la quilla,
sintiendo que son presa del mar a cada tumbo.


Se degüellan febriles, roncos, dilacerantes,
ardiendo las pupilas en brasas infernales,
panteras contra hienas, osos contra elefantes,
culebras retorciendo los anillos sonantes,
búfalos embistiendo leopardos y chacales.


Asimismo vosotros, dura raza asesina,
sobre la patria nave, que azota el mar rugiendo
habéis de degollaros en feroz degollina
de la que sólo quede, baja densa neblina
y entre charcos de sangre, una gomorra ardiendo.


Y millones, millones de bocas afanadas
han de dilacerarte los miembros con furor
y tu piedra a estallidos, tu carne a puñaladas
han de caer, del mismo látigo ensangrentadas,
entre crujir de huesos y blasfemias de horror...


Sobre tu cuerpo, el Támesis desbordará su risa,
del cuerpo de tu rey comerá un perro hambrón,
tu suelo ha de temblar, maldita pitonisa
y la ralea sin ley, sin Dios y sin razón
rasgará tus entrañas pútridas, Dios millón...!


Bancos, docks, almacenes, prisiones, monumentos,
reventarán, ni resto, ni rastro ha de quedar...
y al fragor que levanten tus últimos lamentos
responderán ¡ladrando! las furias de los vientos,
contestará ¡escupiendo! la ironía del mar...!






Abílio Manuel Guerra Junqueiro- Portugal






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Abílio Manuel Guerra Junqueiro (Freixo de Espada à Cinta, Trás-os-Montes, 17 de septiembre de 1850 - Lisboa, 7 de julio de 1923 fue un político, diputado, periodista, escritor y poeta portugués. Fue el poeta más representativo de la llamada "Escola Nova".
Estudió Teología1 y Derecho en la Universidad de Coímbra. En esta época participó primero en el grupo que se conoció como generación del 70 y luego en el llamado Os Vencidos da Vida. Su poesía tuvo una gran influencia del romanticismo, aunque su poesía más popular fue la que escribió para apoyar la causa revolucionaria republicana. "Los simples" (1892) es tal vez su mejor composición poética y en ella evoca su infancia en la provincia de Trás-os-Montes. Fue diputado en varias ocasiones.
En 1890 fue elegido diputado por la circunscripción de Quelimane (Mozambique) aunque fue sustituido en la legislatura siguiente y dejó la política.1
En 1911, un año después de la revolución que instauró la República Portuguesa, fue nombrado embajador en Suiza.








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