12 de abril de 2012

MALEZA







Maleza




I


Como el acto de fotografiar la maleza
que crece entre los rieles
caminamos corroídos por la mano del hombre
siempre a pasos de la casa-hogar de la abuela.
Todo el camino sin vuelta alguna se torna
la imagen de una reja interminable.


Maleza puede ser el eufemismo a la mano
para hablar de familiares olvidados
o simplemente no admitidos por la voz padre
la ley de siglos, la cruz crucificada a la pared
del dormitorio.


Puede ser también la ley del menos fuerte
la hermana fea de las flores o de los dientes de león
y su diáspora semilla.


Maleza es resistencia o la insistencia sobre el suelo
la mano del hombre nada puede hacer al respecto
es el gesto o modelo necesario para seguir en pie
aunque te arranquen los brazos, piernas o la misma
cabeza que llevó a pensar. Sólo eso. Todo el cuerpo
pudo ser la semilla al viento de un diente de león.




II


Nos juntamos con Maleza – mi prima:
la guitarra que llevó a Hendrix a la muerte
la seminarista oculta en una habitación oscura
la transexual militante, bibliotecaria municipal
mujer al fin y al cabo- en un lugar cerca de casa.


Vidrio trizado y metal enrojecido por el óxido
algo parecido a un sol en vías de apagarse.


Los rieles entorpecieron nuestros pasos inseguros.




III


Maleza narro su vida como la historia de otra.
Cuando joven lo había hecho allí, entre los rieles
arriesgando el pellejo, queriendo morir al momento
del impacto, con el hombre, con la máquina
con la vida misma. Doralissa.
Todo amor y trasnoche.


Un militante había aparecido en su vida nocturna
hombre que hacía gala de su entrenamiento en Centroamérica.


Antes de él, cuando ella bailaba en bares de barrio para
otros viejos militantes -siendo todos concientes de que era un niño
de quince años travestido por dinero-
se había enamorado de un narco.
El hombre no duró en su vida – ni en la de nadie –
más de un par de meses. A los 33 años murió baleado:


la policía, otros narcos, algún militante o su mujer,
no importa mucho la verdad. Murió al instante.


Maleza, con sus 15, fue parte de la escolta.
Nadie hizo preguntas.
L@ conocían. Era su niñ@. L@ miraban de lejos.
La mujer del tipo no apareció en la caravana.


Epílogo:


Esa tarde sacamos pocas fotos. La pasamos bien
reímos. Las fotos, creo, se han perdido.


(De Eriazo)






Gastón Carrasco Aguilar- Chile








____________________________________________
Gastón Carrasco Aguilar (Santiago, CHILE 1988). Estudiante de Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación. Ha escrito artículos y reseñas para diversas revistas y medios. Autor del poemario Viewmaster (Cuadernos de poesía / Biblioteca de Santiago, 2011). Durante 2011 trabaja en el área de edición del sitio www.letrasenlinea.cl. Durante el presente año 2012 moderó el taller Poesía y política en la Librería Proyección, es Becario de la Fundación Pablo Neruda y colabora en la edición crítica de los cuentos completos de Manuel Rojas.


No hay comentarios: