10 de mayo de 2012

CARTA DE UNA PRESA EN LA GALERÍA DE LA MUERTE





Carta de una presa en la galería de la muerte


(El periodo de tiempo comprendido entre el 16 de junio de 1972 y el 9 de febrero de 1973:)

La sensación de que a uno le explota la cabeza, la sensación de que la bóveda craneana tendría, propiamente, que saltar, estallar como un globo.
La sensación de que a uno se le comprime y achucha en el cerebro toda la médula espinal.
La sensación de que a uno se le arruga la cabeza, como una fruta seca, por ejemplo.
La sensación de estar continuamente, desapercibidamente, bajo una corriente, de ser teledirigido.
La sensación de que a uno se le van quitando a picotazos las asociaciones.
La sensación de que a uno se le mea el alma del cuerpo, como no pudiendo contener el orín ya más.
La sensación de que la celda se mueve. Uno se despierta, abre los ojos: la celda se mueve. Después de mediodía, cuando el sol entra en ella, se queda, de repente, parada. No se puede apartar la sensación de que se mueve.
No se podría explicar si se tiembla de fiebre o de frío.
No se puede explicar por qué se tiembla… Se hiela uno de frío.
Cuesta mucha fatiga hablar, con un volumen normal de voz, como si se tratara de hablar alto, casi de vociferar.
La sensación de que uno se queda mudo.
No se puede identificar ya más el significado de las palabras, sólo adivinar.
El empleo de sonidos silbantes –s, ss, tz, sch– resulta absolutamente insoportable.
Guardián, visita, patio, todo le parece a uno como si fuera de celuloide.
Dolores de cabeza.
Flashs.
No hay manera de controlar ya más la construcción de la oración, la gramática, la sintaxis.
Escribiendo: dos hojas… y al acabar la segunda línea no hay manera de acordarse del comienzo de la primera.
La sensación de quemarse por dentro hasta los tuétanos.
La sensación de que si uno se pusiera a decir lo que pasa, si uno fuera dejado libre, sería como hacer barbotear agua hirviendo ante la cara del otro, algo así como agua potable hirviendo, que le escalda, le mutila a uno durante toda la vida.
Una feroz agresividad, para la que no hay válvula alguna. Esto es lo peor. Conciencia clara de que no se tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Fracaso total el comunicar esto.
Las visitas no dejan huella alguna. Una media hora más tarde sólo se está en condiciones de reconstruir mecánicamente el si la visita ha sido hoy o hace una semana.
Bañarse una vez por semana, al contrario, significa deshelarse por un momento, reposar, lo cual dura un par de horas.
La sensación de que tiempo y espacio se encajonan el uno en el otro.
La sensación de encontrarse en una sala llena de espejos deformantes.
Tambalearse.
Y después, una euforia horrible de que uno oye algo… sobre la diferencia acústica del día y la noche.
La sensación de que el tiempo transcurre, el cerebro vuelve a estirarse, la médula vuelve a ensacarse de nuevo abajo por semanas.
La sensación de haber sido despellejado.

(Diciembre de 1973:)

Retumbar de oídos, despertar, como si fuera uno apaleado.
La sensación de moverse a cámara lenta.
La sensación de encontrarse en el vacío, como encerrado en plomo.
Y después, shock. Como si le hubiera caído a uno a la cabeza una placa de hierro.
Comparaciones, conceptos que se le ocurren a uno allá dentro:
Máquina (psíquica) de hacer trapos de vestidos… cabina de pruebas para astronautas, donde se aplana la piel, a fuerza de velocidad.
La Colonia de castigo de Kafka… el tipo sobre el lecho de clavos… subir y bajar sin parar por una montaña rusa.
Con respecto a la radio: proporciona una relajación mínima, como si se bajara, por ejemplo, de una velocidad de 240 a 190.


ULRIKE MEINHOF. Del libro ‘Carta de una presa en la galería de la muerte (y últimos escritos)’. Icaria Editorial. Hospitalet, abril 1978. Traducción: Pedro Madrigal. Este texto también aparece publicado en el último número de la revista ‘Átopos. Salud mental, comunidad y cultura’ (agosto 2006), que dirige Manuel Desviat.



Ulrike Meinhof- Alemania



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Ulrike Marie Meinhof (Oldemburgo, 7 de octubre de 1934 - Stuttgart, 9 de mayo de 1976) fue una periodista y revolucionaria alemana, una de las fundadoras de la Fracción del Ejército Rojo.
Ulrike Meinhof nació en 1934 en Oldemburgo, Alemania. En 1936, su familia se trasladó a Jena, cuando su padre, el historiador de arte Dr. Werner Meinhof, se convirtió en director del museo de la ciudad. Su padre murió de cáncer en 1940, lo que obligó a su madre a tomar un inquilino, Renate Riemeck. En 1946, la familia se trasladó de nuevo a Oldemburgo ya que Jena pasó a control soviético (como resultado del acuerdo de Yalta). La madre de Ulrike, Dra. Ingeborg Meinhof, trabajó como docente después de la Segunda Guerra Mundial y murió ocho años después de cáncer. Renate Riemeck se convirtió en tutor de Ulrike.

Educación superior y militancia política
Meinhof realizó estudios de filosofía, pedagogía, sociología y alemán en la Universidad de Marburgo en 1955/56. En 1957 continúa sus estudios en la Universidad de Münster, donde conoció al marxista español Manuel Sacristán (quien tras su muerte traduciría y editaría una antología de sus escritos) y se unió a la Unión Socialista Estudiantil de Alemania, participando en las protestas contra el rearme del Bundeswehr y las armas nucleares propuestas por el gobierno de Konrad Adenauer. Desde muy joven ya se había implicado con los movimientos pacifistas y antinucleares.
En 1958 publicó junto con otro estudiante de Münster un panfleto periódico centrado en la lucha contra el arma atómica, denominado Das Argument. Asimismo, participó en el congreso de estudiantes alemanes celebrado en la Universidad Libre de Berlín (Freie Universität Berlin). En 1957 se integró en el ilegal Partido Comunista de Alemania (Kommunistische Partei Deustchlands, KPD), abandonándolo cuando éste fue legalizado con la denominación de Partido Comunista Alemán (Deustche Kommunistische Partei, DKP), en 1968. Pasó a formar parte de la Liga de Estudiantes Socialistas Alemanes (Sozialistischer Deutschen Studentenbund, SDS).
Su compromiso con el movimiento antinuclear de su país se materializó en diversos artículos de opinión apoyándolo desde su puesto como redactora de la revista política Konkret («Concreto», en alemán). Se casó con Klaus Rainer Röhl, también militante, en 1961 y tuvo dos hijas gemelas, Bettina y Regine, el 21 de septiembre de 1962.

Alzamiento de la Fracción del Ejército Rojo
Se separó de su esposo en 1967 y se divorció al año siguiente. Se unió a grupos de izquierda más radicales en Berlín Occidental. En 1970, vista la ineficacia de los medios ordinarios de lucha empleados por la izquierda marxista alemana, ayudó a Andreas Baader a escapar de prisión y después participó en robos a bancos y atentados con bomba contra fábricas y bases militares americanas. La prensa alemana denominó al grupo rápidamente «grupo de Baader-Meinhof». Ella escribió muchos de los ensayos y manifiestos que la banda produjo, enunciando el concepto de guerrilla urbana, utilizado para combatir lo que llamó la explotación del hombre común y el imperialismo del sistema capitalista. Solía utilizar los pseudónimos de "Anna" y "Ranna".

Captura y muerte
Meinhof fue capturada en 1972 en Langenhagen. Mientras aguardaba por su juicio, testificó en el juicio de Horst Mahler en diciembre de ese año.3 Las condiciones de encarcelamiento a las que se expuso a Ulrike Meinhof fueron muy duras: en Colonia-Ossendorf llegó a estar hasta tres veces en aislamiento total —la primera vez, inmediatamente después de su detención, durante 237 días—.
Tras dos años de audiencias preliminares, Meinhof fue condenada a 8 años de prisión el 29 de noviembre de 1974. Posteriormente, Meinhof, Baader, Ensslin y Raspe fueron acusados ​​conjuntamente el 19 de agosto de 1975: cuatro cargos de asesinato, cincuenta y cuatro de intentos de asesinato y uno de formar una asociación criminal. Sin embargo, antes de que el juicio concluya, Meinhof fue encontrada ahorcada (colgada del techo) con una cuerda, formada de una toalla, en su celda en la prisión de Stammheim, el 9 de mayo de 1976 (aniversario de la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial). El gobierno alemán mantuvo que se había suicidado, lo que fue apoyado por una comisión de investigación, sin embargo todavía existen muchas dudas al respecto.
Meinhof fue enterrada seis días después de su muerte, en Berlín-Mariendorf. A finales de 2002, a raíz de las investigaciones realizadas por su hija Bettina, se descubrió que su cerebro había sido extraído de su cráneo sin el consentimiento de la familia por un hospital de Magdeburgo, después de la autopsia realizada en el marco de la investigación sobre la muerte de Meinhof. Bernhard Bogerts, psiquiatra de la Universidad de Magdeburgo, desató polémica al declarar, pseudocientíficamente, que la operación que Meinhof sufrió en 1962 «había contribuido a convertirla en una terrorista».5 A petición de Bettina, el cerebro fue enterrado en el lugar de descanso final de Ulrike Meinhof, el 22 de diciembre de 2002.
Su nombre fue expresamente mencionado como digno de agradecimiento y respeto en la declaración final de disolución de la Fracción del Ejército Rojo, datada en marzo de 1998 y recibida por varias agencias de prensa el 20 de abril de 1998.6

Obras de Ulrike Meinhof

En alemán
Karl Wolff oder: Porträt eines anpassungsfähigen Deutschen. Especial para radio; dirección: Heinz Otto Müller; producción: Hessischer Rundfunk, 1964; serie Abendstudio.
Gefahr vom Fließband. Arbeitsunfälle – beobachtet und kritisch beschrieben. Especial para radio; dirección: Peter Schulze-Rohr, producción: Hessischer Rundfunk, 1965; serie Abendstudio.
Bambule. Teleplay; libro y producción: Ulrike Meinhof; dirección: Eberhard Itzenplitz; Südwestfunk, 1970. Publicado como guion por Wagenbach, Berlín, 1971, ISBN 978-3-8031-2428-9.
Deutschland Deutschland unter anderm. Aufsätze und Polemiken. Berlín: Wagenbach. 1995. ISBN 3-8031-2253-8.
Die Würde des Menschen ist antastbar. Aufsätze und Polemiken. Berlín: Wagenbach. 2004. ISBN 978-3803124913.

En castellano
Pequeña Antología. Barcelona, Anagrama, 1976. Traducido por Manuel Sacristán.
Bambule. Barcelona, Icaria, 1978.
Carta de una presa en la galería de la muerte y otros escritos. Barcelona, Icaria, 1978. Traducido por Pedro Marigal.



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