5 de junio de 2012

CRISTAL DE AJENJO









CRISTAL DE AJENJO






Vivir en el exilio
es esperar a que se cuenten
todos los granos de arena del desierto.
El alma llora, cala los huesos,
muerde la mente, hiere  el anhelo
de tanto esperar y no llega.

Partir del hogar
es la luz en abandono,
sangra la araucaria
y el nopal se queja,
mata la caricia del halcón sobre el viento.

La hora amarga del adiós lacera,
es el tiempo del abrazo que duele,
la indiferencia ciñe nuestra frente
y la patria nos despide con rubor.
Dejaremos atrás la ambrosía
del cuerno de la abundancia,
quedan en casa el pozole y la chorrillana.

Aquí me encuentro ahora,
copihue en triste recuerdo.
Navegando entre ideas que roban la calma,
lanzan su grito inaudible
mientras el cóndor de la cordillera
sobrevuela la quietud del silencio
junto al lamento del charango
y la algarabía de zampoña, muero.


Divago las horas amargas
metido en la camisa de Cronos,
entre pirámides mayas
y rucas al pie del canelo.


Vivo una vida prestada
con canto de himno sin culpa,
escribiendo uno que otro poema,
leyendo en inglés libros ajenos.


Espero el futuro en dos partes:
la primera, regresar a casa,
la siguiente, vivir mi historia
sobre la crin del lamento.







José Santana Prado- México













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