24 de diciembre de 2012

ELEGÍA INCONCLUSA





Elegía inconclusa
                                  

                                    A la memoria de Jenni Rivera,
                                    destacada cantante mexicana
   
                                                                 
                                                                    
1.

Muere una diva
y se deshacen ojos.
y las siluetas,
se van hundiendo entre la niebla fría.
Muere quien fue,
y ya será un recuerdo.
Otro fragmento más de la dolida humanidad.
Se sabe que nació
y fue creciendo
para probarnos,
Cuan desvalidos somos como humanos.
Pero su risa vive,
más allá del dolor y la amargura,
porque supo vencer tantos obstáculos
y mantenerse firme ante nosotros,
aunque adentro sintiese que moría.
Muere una diva
y no es el cuerpo lo que vive.
Hay tantos ojos entristecidos
y tantas lágrimas vertidas,
para quien supo transmitir,
a través de su voz, tanta ternura.
Muere una diva,
más vive la leyenda
y esa, jamás ha de tocar el cruel olvido.


2.

Algo ha quedado vivo.
Una sonrisa vasta para el mundo.
Para el que yace hundido en su amargura,
esa sonrisa trae un breve alivio.
Para el que escucha con fervor su voz,
trae un placer indescriptible.
Y para mí, que he conocido el ángel,
una fuente de eternas emociones.


3.

Cuando una diva nos deja,
queda algo más que su envoltura mortal.
Quedan las emociones adheridas,
a cada ser que hubo tocado.
Queda el recuerdo vivo de sus noches.
La envidia ciega de sus días.
Esos minutos vastos que anhelaban,
vivir las tardes de su piel.
Cuando una diva nos deja,
quedan las alas de su amor infinito.
Queda el ángel de amor que supo ser
y el diablito travieso del dolor.
Como un recuerdo más
queda su inconfundible voz
y su calidad humana insobornable.
Sí, supo amar, pero el amor dolía.
Más supo mantener su fortaleza
y muy humana fue,
como nosotros.


4.

Yo no me doy a recordar sus frustraciones,
ni sus debilidades más humanas.
Recuerdo al menos su ternura
y su gracia peculiar,
para enfrentarse al mundo con entereza,
aunque llevase dolida el alma ciudadana.


5.

Como una gran señora, tú, te has muerto.
Vivir, morir, establecer fronteras.
Hacerse indispensable,
dejando huellas de entusiasmo.
Una sonrisa más que llegue al mundo
artificioso y frio.
Como una gran señora, tú, te has muerto.
Más quedan, tus luminosas huellas,
sobrevolando la emoción.


6.

Unos nacen, para vivir muy poco.
Se van como angelitos.
Nos duran muy poquito.
Otros, nos dejan en sus vidas,
la dura permanencia
de huellas soberanas.
Y se establecen firmes,
sobre la dura tierra.
Mueres, porque la vida,
también te iba matando.
Unos nacen para vivir en las estrellas.
Y dejan rastros a seguir.
Y luz y sombra.
Y hermosas huellas duraderas.


7.

Fue una sorpresa más,
la tu partida.
El aceptar que ya no estás.
Que en éste mundo material,
falta tu cuerpo,
tu voluntad viajera,
tus contornos.
Es difícil pensar,
que con tan sólo veintidós segundos,
tu vida pasaría junto a los otros.
Y ni el amor al mundo bastaría,
para cambiar el rumbo de la historia.


8.

Algo dirán de ti los más ajenos.
Los que no conocieron tus dolencias y miedos.
Los que te condenaron,
sin conocer lo que yacía adentro.
Tanto dolor callaste
y sin apenas inmutarte,
diste a tu rostro, la expresión riente.


9.

Dios, siempre ha tocado el corazón humano.
Algunos viven por su amor.
Se hacen sensatos.
Otros, reniegan de su amor.
Son los ingratos.
¿A quién hay que juzgar?
No somos jueces.
Somos, criaturas, proliferando en el mundo de Dios.
                                                                          

10.

Cada día que pasa,
más te recuerdo.
Voló una mariposa,
volaron cientos.
Algo de humano vive en las estrellas
y ellas, no han conocido el sufrimiento.
Vivimos, para aferrarnos  con dolor al mundo.
Mientras vamos pasando,
hay un contacto diario entre los seres,
que dignifica y reconforta.
Y lo importante es que
el que haya caído,
se levante.


11.

Ahora, mientras voy recordando lo que eres,
otros, no han olvidado lo que fuiste. 
Un asomo de vida en los caminos.
Un barandal de ensueños inacabados.
Eres y estás pugnando con el tiempo envolvente y fatal.
Ya tú te has muerto como mueren las rosas,
dejando tu perfume y algo más.
El regio y hermoso ser humano,
que en el recuerdo vive y vivirá.



Álvaro Rivero Maldonado- Puerto Rico





No hay comentarios: