6 de diciembre de 2012

LIMOSNA





LIMOSNA


También en las calles de Nueva-York
y a las orillas del Hudson
Se pide limosna
a los perros
a los peces
a los invertebrados.

En Nueva-York los edificios
hablan solos
como Woody Allen
-su cortesano preferido-
Y regalan manzanas
para darle la vuelta al mundo
en inglés
aunque no siempre se les entienda.

En Nueva-York sueño con torres gemelas
de mal parto
y parto un pastel de cumpleaños
y parto a la India
y me parto en cuartos como manzana
(¡viva el absurdo!)
Para darme a los turistas
como limosna.

En Nueva-York los gatos
hablan en los teatros
-ninguno quiere salir en cartelera-
Conocen a los poetas
y las gatadas de los empresarios.
También su filantropía de museo.

En Nueva-York me tiro en un sillón
Redondo como un beigl cargado de queso crema.
Ya descansada y sin hambre
salgo a la Quinta Avenida.

Las Tablas de la Ley están de oferta
Se venden de dos en dos
como parejas que jamás se van a acostar
sin haber resuelto sus diferencias.

Y ni de gratis, salen del almacén…
por aquello de “El no matarás.”
y del “no desearás el queso
de tu prójimo.”




Becky Rubinstein- México





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