EL SEÑORÍO DEL DOLOR
El dolor camina enceguecido y sordo
sin tomar en cuenta llantos ni súplicas
como acostumbrado a las quejas sin fin
La tristeza se ha enseñoreado de pueblos y ciudades.
El miedo duerme junto a la cuna del más pequeño
que no alcanza a entender los porqués de los mayores
Es nuestra nueva vida, se escucha decir
añorando a la esperanza
que hace tiempo voló descorazonada y triste
Los sonidos lejanos traen el traqueteo de armas de guerra
y los ruegos apagados de los desahuciados
que no comprenden quien dispuso así de su destino
A la mañana siguiente se apilan en bolsas negras
los cuerpos desmembrados con letreros amenazantes
que convocan al silencio obligado por el bozal del terror
No hay más alegría en las fiestas ni saludos desenfadados.
El enemigo puede ser cualquiera
y la traición se agazapa buscando prebendas
aunque besar se deba los pies del tirano
que como dueño y señor te regale un poco más de vida
Tu estancia acá no será larga, y lo sabes.
Mientras tanto, el dinero y los placeres mundanos
son tu aspiración para cada uno de los días
que te queden, los cuales no te atreves a predecir
Los planes a futuro no es cosa que perturbe
a los sicarios, pues ellos, mas que sus victimas
saben que la muerte les ronda permanentemente
como amante tierna y consecuente
que no se aleja nunca del objeto de sus amores
Y el dolor, sigue caminando enceguecido y sordo
sin tomar en cuenta llantos ni súplicas
del pueblo, al que hace mucho,
se le acabaron los dedos con que contar los muertos...
Adelfa Martín- México
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