
DESAPARECIDOS
Qué extraño ser es ese
que no entiende
por qué escribo desapareció cuando alguien muere.
Que me enseñe la lista de sus muertos.
Todos en la cama, por supuesto
y a respetable edad.
Mire esta mía: cortados prematuros
pisoteados, maltrechos.
A mí no me tocó la suerte
de cerrarles los ojos ni rezar nueve días.
Fueron uno tras otro. Y por el miedo
y el dolor
y la angustia
no tuve tiempo de investigar
cómo
quién
ni por qué.
Pero me consta que desaparecieron.
Ana María Rodas- Guatemala
1 comentario:
La sencillez diáfana de la palabra para remecer sin afeites.
Conmovedor.
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