EN ALGÚN LUGAR...
(HECHO PARA SER DICHO)
para María Maluenda
estaba solo
aguardaba
se preparaba
qué silencio
oyó
las ruedas
que herían
la calle mojada
y en silencio
quemó
el último papel
los pasos
hacían crujir
los peldaños
y en el hueco
de la escalera
qué silencio
inspiró
las últimas gotas
de oxígeno
sin cadenas
ruidoso
un vacío de libertad
se hizo en torno
y qué silencio
de ventanas vecinas
cerradas de prisa
de cerrojos
que corren rápido
de caras medrosas
impotentes
hizo crecer
su silencio
con treinta y tres vueltas
de canto de pájaro
por minuto
cuajadas en negro
por un cándido
para que él
cándido
lo escuchara
en su último silencio
tres golpes
traspasaron la puerta
tres golpes
sonaron en el estómago
y qué silencio
de poesía en el suelo
de novelas pisadas por botas
de teatro rasgado
de filosofía manchada de verde
y qué silencio
rodeó
las porras en la piel
los pies en la cara
el cuerpo en el suelo
metálico
y el clic de las puertas enrejadas
que se juntan
separándolo del silencio
de las puertas destrozadas
de los gestos detenidos
de los cristales rotos
de los ojos de odio
latente
de las manos de furor
guillotinado
en el silencio
rojizo
de los cigarrillos
hundiéndose
como estrellas fugaces
en el océano
de su vientre
tenía él conciencia
del silencio de sus labios
y en las calles
el silencio
de las putas que gritaban su precio
de los niños que se ganaban la vida
de los mendigos que dormían la mona
el silencio
de las salidas de los cines
de las comidas encargadas
de medianoche los domingos
el silencio
de las sirenas que abren camino
de las cabezas que rehuyen ver
de las cuentas pagadas
reconoció
el silencio
de cada cruce
de cada casa
de cada adoquín
por los cuales
ofrecía su silencio
el destino fue alcanzado
y lo catapultaron
en la sala
del silencio eterno
de las manos que cortan
del 220 que pasa
de las preguntas que se suceden
el silencio eterno
de los conocidos negados
de los amigos ahogados
de los compañeros renegados
el silencio eterno
de una boca cerrada
de un cerebro que se desmorona
de un hombre que muere
el silencio final
de los verdugos despojados de su presa
de los cadáveres vencedores
de los silencios elegidos
silencio
el gran silencio
el silencio inmortal
de quienes supieron callar
silencio
de quienes hicieron
de su silencio
un largo grito de esperanza
¿dónde ocurrió
la historia esa?
silencio
acaso ocurre todavía
silencio
puede que
sea aquí.
Paris, 30.I.1977
in En toute nudité, livre XIII, Perspectives, pp. XIII.2-6
QUELQUE PART...
(FAIT POUR ÊTRE DIT)
pour María Maluenda
il était seul
il attendait
il s’apprêtait
quel silence
il entendit
les roues
qui blessaient
la chaussée mouillée
et en silence
il brûla
le dernier papier
leurs pas
faisaient grincer
les marches
et dans la cage
de l’escalier
quel silence
il inspira
les dernières gouttes
d’oxygène
sans chaînes
bruyant
un vide de liberté
se fit autour
et quel silence
de fenêtres voisines
fermées en hâte
de verrous
qui tournent vite
de visages peureux
impuissants
il fit grandir
son silence
par trente-trois tours
de chant d’oiseau
par minute
figés en noir
par un candide
pour que lui
candide
l’écoute
dans son dernier silence
trois coups
transpercèrent la porte
trois coups
sonnèrent dans l’estomac
et quel silence
de poésie par terre
de romans foulés par les bottes
de théâtre déchiré
de philosophie tachée de vert
et quel silence
encercla
les matraques sur la peau
les pieds sur le visage
le corps contre le sol
métallique
et le clic des portes en grille
qui se joignent
l’écartant du silence
des portes défoncées
des gestes arrêtés
des glaces brisées
des yeux de haine
latente
des mains de fureur
guillotinée
dans le silence
rougeoyant
des cigarettes
plongeant
comme des étoiles filantes
dans l’océan
de son ventre
il avait conscience
du silence de ses lèvres
et dans les rues
le silence
des putains qui criaient leur prix
des enfants qui gagnaient leur vie
des clochards qui cuvaient leur soûl
le silence
des sorties des cinémas
des repas commandés
des dimanches minuit
le silence
des sirènes qui ouvrent le pas
des têtes qui se détournent
des additions réglées
il reconnut
le silence
de chaque carrefour
de chaque maison
de chaque pavé
pour lesquels
il offrait son silence
le destin fut atteint
et ils le catapultèrent
dans la salle
du silence éternel
des mains qui coupent
du 220 qui passe
des questions qui se succèdent
le silence éternel
des connaissances niées
des amis noyés
des copains reniés
le silence éternel
d’une bouche fermée
d’un cerveau qui s’effrite
d’un homme qui meurt
le silence final
des bourreaux déchus de leur proie
des cadavres vainqueurs
des silences choisis
silence
le grand silence
le silence immortel
de ceux qui surent se taire
silence
de ceux qui firent
de leur silence
un long cri d’espoir
où s’est-elle passée
cette histoire?
silence
se passe-t-elle encore peut-être
silence
il se peut
que ce soit ici.
Paris, 30.I.1977
in En toute nudité, livre XIII, Perspectives, pp. XIII.2-6
Pedro Vianna- Francia
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Pedro Vianna, que nació en 1948 en Rio de Janeiro (Brasil), vive en Francia desde el final de 1973, después de haber vivido en Chile desde de enero de 1971. Poeta, hombre de teatro, traductor, hace más de 40 años que está actuando en defensa de los refugia-dos y de los migrantes. Desde 1999 es el redactor en jefe de la revista universitaria Migrations Société. Adquirió la nacionalidad francesa en marzo de 1981.

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