15 de julio de 2013

LA SUPERVIVIENTE





LA SUPERVIVIENTE



Me habita un cementerio
me he ido haciendo vieja
aquí
al lado de mis muertos.
no necesito amigos
me da miedo querer porque he querido a muchos
y a todos los perdí en la guerra.

Me basta con mi pena.

Ella me ayuda a vivir estos amaneceres blancos
estas noches desiertas
esta cuenta incesante de las pérdidas.






¿Dónde te has escondido en este tiempo?
Bajo tus mismas faldas.
Enfundada en tu propia fortaleza negaste la evidencia.

¿Qué evidencia
puede haber si no vas a un entierro?

¿Quién ha muerto en esta eterna primavera?

¿Quién puede morir en este lugar de cielos y volcanes
que se reflejan siempre en los maizales verdes?

¿Quién soy yo para sentir, ahora, después de la década perdida
este infame dolor que me destroza el pecho?

Soy la superviviente. La que cerró los ojos
y se llenó las orejas con cera.

La que pasó junto a las rocas sin escuchar las voces.

Ciega por propia voluntad para evitar la visión de los buitres
limpiándose los picos con los huesos.








Si te emputa saber que tu voz es sólo el eco de otras voces
que esa sangre, esas entrañas
ya fueron evocadas antes,
¿quién puede usar otra palabra para decir sangre?
¿quién ha inventado un nuevo término para expresar la muerte?




Ana María Rodas- Guatemala







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