30 de junio de 2014

POBO: ¡NON CALES! : FALA. . .!!




POBO: ¡NON CALES! : FALA. . .!!

Se calas, deixaran de cantar as aves;
O amañecer: ¡Espertade!
Chorarán os paxaros por todas partes,
¡Triste lamento! ferida  a alma.

Suspiran as árbores da terra
Escoitando a túa voz ¡Sen Esperanza!
Murcharanse as flores
En: ¡Angustiado lamento!

Suspiran por TI: ¡pobo famento!
Con angustiados lamentos.
Árbores xa sen ramas,
¡dor intenso!

En vez de follas verdes
¡Brotan lamentos!

Pobo: ¡Non cales! Fala !!
Deixa que teñan voz os pobres,
Os sen teito, sen traballo:
¡os meniños sen alimento!

Porque, esta é a España de hoxe:
Pobo, por favor : ¡Non cales! ¡Fala. . .!

(15 de Xuño do 2.014)




Manuel Alfonso Estévez- España










____________________________________
MANUEL ALFONSO ESTÉVEZ (Fornelos de la Ribera - Salvatierra de Miño, PONTEVEDRA  1.932) es un humilde escritor y poeta en lengua gallega y castellana.

Sobrino nieto de Rogelio Estévez Cambra, notario en Bahía Blanca en Argentina, aprendió a leer y escribir en la escuela pública de San Andrés de Lourido. Estudia en la Escuela Profesional de Comercio, contador, peritaje y profesorado mercantil  y “pintura” con el maestro pintor Colmeiro del que aprende el oficio con unos cien lienzos cuya colección es  particular.

Reportero de El Pueblo Gallego con José María Castroviejo de director colabora en “Orientación Gallega” de Buenos Aires y “Vieiros” de México, formando parte de la tertulia del poeta Celso Emilio Ferreiro con Álvaro Cunqueiro y otros.

Dedicado a su profesión en San Sebastián, colabora con La Voz de España, Unidad y El Diario Vasco, funda cooperativas a las que se dedica por entero hasta su regreso a Galicia, quedando en Ourense al servicio del cooperativismo orensano y colaborando con La Región. En Vigo, con Faro de Vigo, Diario Atlántico y Siglo XXI. Dispone del blog Condado de Salvatierra de Miño en el que escribe temas de su tierra y alguna que otra poesía. En estos momentos tiene preparados para su publicación varios libros.

Web: www.condadodesalvaterradominho.es



23 de junio de 2014

SUEÑO INFANTIL



SUEÑO INFANTIL


Llegó el mes de junio 
y el niño soñaba 
con un caballito de pan
cargado de ollas humeantes y frutas,
como el soldado sueña
con la licencia definitiva
en el  fragor del fuego cruzado.
Era tan sólo uno 
de ese medio millón de sueños infantiles
que guardan una cuchara
en el subconsciente de la almohada
con la que saciarse
al menos una vez al día.
Los prohombres no saben interpretar 
los sueños infantiles
y ensordecen enmudecidos
al grito famélico.
Llegó el final de curso, 
las notas y la fiesta de disfraces
y la representaciones teatrales
con las que babean los abuelos:
el niño tenía enquistado,
como una coda persistente,
el alegre bullicio 
a la entrada del comedor escolar.



Francisco Espada- España





21 de junio de 2014

Cómo enterramos a los muertos





Cómo enterramos a los muertos

¿cómo enterramos a los muertos
apilados en el patio contra
el marco de nuestra ventana? apenas puedo ver
más allá del último cuerpo aventado aquí por otra bomba
de racimo-
cada cuarenta minutos, cada veinte, cada diez, cada cinco,
cada cuatro cada tres cada dos
cada minuto-
ya no puedo ver el jardín
qué hacemos con todos estos niños
tumbados enfrente de nuestra cocina
hasta que cada una de sus muertes sea llamada muerte
hasta que cada uno de nosotros sepa a quiénes hemos matado
¿qué edad tiene ella?-¿cuatro, ocho, trece?
¿veintidós? ¿apretaba sus manos
de una cierta forma? ¿estaba a punto de hacer una pregunta?
su cara alguna vez de campo recién labrado
donde nos hubiéramos demorado de haber podido
dejando salir de nuestros ojos semillas
nacidas de nuestra mirada
pero ahora
podemos enunciar repetir enunciar repetir

matar, muerte, matar, muerte

deteniéndonos en cada palabra como cada una merece,
repitiéndolas en nuestro sueño,
con nuestro aliento, alto y claro, en televisión
hasta que nuestras palabras se hagan arena sangre mordaz
de nuestras manos
alzadas hacia el viento elevándose
mira ahora lo que queda de su cara, el suelo desgarrado y arrasado-
el de ella, luego el de él, también el de él, y el de ella de nuevo-repite
deprisa
arena al menos para cubrir su ligero
cuerpo alguna vez radiante


Traducción del inglés: Leonardo Rodríguez.





Mermer Blakeslee- Estados Unidos






_______________________
Mermer Blakeslee 

(EE.UU.)
Mermer Blakeslee lleva muchas vidas, como escritora, poeta, esquiadora, maestra y jardinera. Ha publicado tres novelas, Same Blood (Houghton Mifflin, 1989), In Dark Water (Ballantine, 1998), and When You Live by a River (Narrative Library, 2012). 

Las raíces de Mermer están en la poesía y, aunque sus poemas se han mantenido sobre todo como una obsesión privada, dos fueron finalistas en concursos de poesía anuales.

Mermer comenzó a esquiar a la edad de tres años en Windham Mountain, Nueva York y luego pasó a Burke Mtn. Academia en Vermont donde compitió a nivel nacional. Comenzó a dar clases de esquí en 1979 y en 1987, se convirtió en un examinador para el esquí con instructores profesionales de América (PSIA) para capacitar y certificar a los profesores de esquí en todo el Oriente. 


Photo by Rose Mackiewicz


15 de junio de 2014

La poesía de Ronny Somek


La poesía de Ronny Somek

Crear en Salamanca
Poemas del israelí Ronny Someck. Selección de A. P. Alencart

Es motivo de satisfacción para Crear en Salamanca el publicar esta muestra antológica de un notable poeta como es Ronny Someck. Agradecemos a Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca y poeta, por hacernos conocer la atractiva obra de este autor contemporáneo.



Traducciones del hebreo al castellano de Manuel Forcano


Canción patriótica

Soy un iraquí-pijama, mi mujer es rumana
y nuestra hija es el ladrón de Bagdad.
Mi madre continúa cocinando con agua del Tigris y del Éufrates,
mi hermana ha aprendido a hacer pirushquis de la madre rusa
de su esposo.
Nuestro amigo, un marroquí de navaja, clava un tenedor
de acero inglés en un salmón crecido en las costas de Noruega.
Todos somos obreros en el paro despedidos por los defectos
de la torre que quisimos construir en Babel.
Todos somos las lanzas afiladas que Don Quijote levantó
contra los molinos de viento.
Todos continuamos escupiendo a las estrellas deslumbrantes
un momento antes de que la Vía Láctea
se las trague.





Bagdad, febrero del 91

Por estas calles donde ahora caen bombas, empujaban mi cochecito
de bebé. Las chicas de Babel me pellizcaban las mejillas
y hacían volar sus manos como hojas de palmera
sobre el vello rubio de mi pelo.
Lo que ha quedado desde entonces, se ha oscurecido mucho,
como Bagdad
y como el cochecito desalojado del refugio
en estos días de espera antes de otra guerra.
Oh, Tigris, oh, Éufrates, serpientes amables en el primer mapa de mi vida,
cómo habéis cambiado de piel hasta convertiros en víboras.
 Poema de amor pirata
Si con unas tijeras recortas las olas del mar
descubrirás sólo agua
y los restos de una nave fenicia
donde una vez fui muchos esclavos.
El látigo que chasqueaba en mi espalda
tenía la forma de tus manos,
y tu voz ordenando ¡rema! ¡rema! era afilada
como un hacha partiendo los remos.
Entonces quería que el amor se izara como una calavera
en una bandera negra, igual que en un barco pirata.
Alguna cosa robada,
alguna cosa arrancada de tu cuerpo.





El Paraíso del Arroz

La abuela me prohibía dejar arroz en el plato.
En vez de hablarme del hambre de la India y de esos niños
de barriga hinchada y boca abierta de par en par a cada grano,
reunía los restos en el centro del plato arañándolo
con el tenedor, y con casi lágrimas en los ojos
me explicaba cómo el arroz no comido subiría
a quejarse ante Dios.
Ahora ella ya murió, y me imagino la alegría del encuentro
entre su dentadura postiza y los guardianes de espadas alzadas
en la puerta del Paraíso del Arroz.
Al pasar, le extenderían una alfombra de arroz rojo
y un sol de arroz amarillo teñiría
la blancura hasta de los cuerpos más bellos del Jardín.
Mi abuela frotaría con aceite de oliva la piel de cada grano
y los haría resbalar uno a uno a las cazuelas cósmicas de la cocina de Dios.
Abuela, me apetece decirle, el arroz es una concha bien cerrada
y tú te has escapado como ella
del mar de mi vivir.






UN POEMA EN PAPEL DE LIJA

Fairuz eleva los labios
hacia el cielo
para que una lluvia de jazmines caiga
obre todos aquellos que conoció
y nunca supo que la amaban.
La escucho en el Fiat de Muhámmad,
por la noche en la calle Ibn Gabirol.
Una cantante libanesa en un coche italiano
de un poeta árabe de Baqa al-Garbía
en una calle que lleva el nombre de un poeta judío
que vivió en Sefarad.
¿Y el jazmín?
Caerá del cielo durante el fin del mundo,
pero podría ser por unos instantes
el semáforo
en verde
en el siguiente cruce.





Bagdad

Con la misma tiza con que un policía marca un cadáver en la escena del crimen
yo marco los límites de la ciudad donde nací.
Interrogo testigos, exprimo de sus labios
gotas de aguardiente, y espero que den un paso en falso en la danza
del pan que mojan en el plato de la crema de garbanzos.
Cuando den conmigo, me rebajarán un tercio de la pena por buena conducta
y me encarcelarán en el pasillo de la voz de Salima Murad.
En la cocina de la prisión, mi madre freirá el pescado
que la abuela pescó en el río y me explicará la palabra «Pescado»
escrita en el letrero enorme que cuelga en la puerta de su nuevo restaurante.
El que venía a comer ahí recibía un pescado del tamaño de una aguja
hasta que uno de los clientes pidió al amo del local que empequeñeciera
el letrero o que agrandara el pescado que servían.
El pescado pinchará con sus espinas, estampará
la mano que ha raspado sus escamas, y ni siquiera
el aceite hirviente en la paella de la investigación
le arrancará una palabra de clemencia.
La memoria es un plato vacío con la piel llena de marcas
de cuchillos.


נקמת הילד המגמגם

הַיּוֹם אֲנִי מְדַבֵּר לְזֵכֶר הַמִּלִּים שֶׁפַּעַם נִתְקְעוּ לִי
בַּפֶּה,
לְזֵכֶר גַּלְגַּלֵּי הַשִּׁנַּיִם שֶׁפּוֹרְרוּ הֲבָרוֹת
מִתַּחַת לַלָּשׁוֹן וְהֵרִיחוּ אֶת אֲבַק הַשְּׂרֵפוֹת
בָּרֶוַח בֵּין הַלֹּעַ לַשְּׂפָתַיִם הַחֲשׁוּכוֹת.
חָלַמְתִּי אָז לְהַבְרִיחַ אֶת הַמִּלִּים שֶׁנֶּאֶרְזוּ כְּסְחוֹרוֹת גְּנוּבוֹת
בְּמַחְסְנֵי הַפֶּה,
לִקְרֹע אֶת אֲרִיזוֹת הַקַּרְטוֹן וְלִשְׁלֹף אֶת
צַעֲצוּעֵי הָאלף-בית.
הַמּוֹרָה הָיְתָה מַנִּיחָה יָד עַל כְּתֵפִי וּמְסַפֶּרֶת שֶׁגַּם מֹשֶה
גִּמְגֵּם וּבְכָל זֹאת הִגִּיעַ לְהַר סִינַי.
הָהָר שֶׁלִּי הָיָה יַלְדָּה שֶׁיָּשְׁבָה
לְיָדִי בַּכִּתָּה, וְלֹא הָיְתָה לִי אֵשׁ בִּסְנֵה הַפֶּה
כְּדֵי לְהַבְעִיר, לְנֶגֶד עֵינֶיהָ,
אֶת הַמִּלִּים שֶׁנִּשְׂרְפוּ בְּאַהֲבָתִי אוֹתָהּ.




LA VENGANZA DE UN NIÑO TARTAMUDO

Hoy hablo en memoria de las palabras que una vez
se me encallaban en la boca,
en memoria de los dientes con ruedas que trituraban sílabas
bajo la lengua con ese olor de polvo chamuscado
entre las mandíbulas y los oscuros labios.
Entonces soñaba con deshacerme de las palabras empaquetadas
como mercancías robadas y almacenadas en la boca,
desgarrar los embalajes de cartón y destapar
los juguetes del alfabeto.
La maestra ponía su mano en mi hombro y me consolaba diciendo
que también Moisés tartamudeaba y a pesar de eso había llegado al Sinaí.
Mi Sinaí era la niña sentada a mi lado
en la clase, y yo no tenía fuego en la zarza de la boca
para encender a su vista
las palabras que habían quemado de amor por ella.




2) Traducciones de Jordi Font Estrela (2006)

BLOODY MARY

La poesía es la chica de unos gángsters
en el asiento trasero de un coche americano.
Los ojos apretados como un gatillo. El revólver de su pelo dispara
balas rubias deslizándose por el cuello.
Pongamos que se llama Mary, Bloody Mary.
En la boca aprieta las palabras como el zumo del vientre del tomate
al que antes le han partido la cara
en la ensaladera.
Sabe que la gramática es la policía de la lengua
y que la antena del pendiente
identifica de lejos la sirena.
El volante hace girar el coche, de un interrogante
a un punto,
y ella abre la puerta
para quedarse de pie en los márgenes del camino, como metáfora
de la palabra
puta.





MARIPOSA

Tenía ojos Röntgen que veían a través de las paredes
hasta que alguien tomó entre los dedos una mariposa y pensó:
—Si sabe lo que tengo en la mano, preguntaré si está vivo o muerto.
»Si dice vivo, la aplastaré con los dedos.
»Si dice muerto, los abriré, y al volar verá que se ha equivocado.
El que tenía ojos Röntgen la identificó de inmediato y a la pregunta de si
la mariposa estaba muerta o viva,
respondió: —La cosa está en tu mano.
Por eso una mariposa no es de fiar, como soltar palomas o tirar los dados.
Cuando vea una de vivos colores que baja a chupar el néctar
de los parterres perfumados plantados en tu cuello,
diré:
—La cosa está en tu cabeza.






CABALLOS. VISTA PANORÁMICA DE LOS PIRINEOS

Al amanecer, los caballos vienen a tumbarse
en un extremo de la manta de nieve que Dios ha extendido
sobre la hibernación de las montañas.
El galope lo han dejado en el establo
y en las manecillas del reloj de la Creación
el tiempo, como las herraduras, se ha congelado.






POESÍA DESDE EL CORDÓN UMBILICAL

El cordón umbilical cuelga de la nave materna
y el feto que revolotea desde la temperatura del vientre
a la sábana verde sobre una cama del hospital
sabe, como cualquier astronauta, dirigir el telescopio de sus ojos
a la Vía Láctea.
El pezón abre el cráter del primer volcán de su vida,
la lava cubre las colinas de los labios por debajo de
los riscos de la nariz
y los ríos de las orejas.
Una tierra nueva, que saludo con una brasa en las manos,
como saludaron a Colón, junto a una tribu taíno, los jóvenes indianos.





TRIGO

Un campo de trigo se orea en la cabeza de mi mujer y en
la de mi hija
Qué banal describir de este modo el rubio,
a pesar de todo, ahí crece el pan
de mi vida.







CÓMO SABER LA EDAD DEL CABALLO.  POESÍA DE AMOR

La forma habitual de saber la edad del caballo es observarle los dientes.
A los seis meses tiene cuatro incisivos.
A los dos años tiene seis, que continúan creciendo hasta
que cambia los de leche por los definitivos.
A los diez años aparece una melladura en los incisivos posteriores y llega
a la mitad del diente cuando el caballo tiene quince años. Desde los
veinticinco la melladura empieza a desaparecer poco a poco.
La forma habitual de saber la edad del amor es observarle los dientes de leche.
Una pequeña cicatriz indicará lo que ha sido abandonado o extraído.





3) Traducción de Orna Stoliar

TRABAJO ÁRABE

Con qué hebra habrá de tejerse el estandarte de la manifestación
de las trabajadoras textiles de Dir Hana.
En los anales arañados junto a las palmeras, una gota de sudor corre
como un barco de esclavos hacia la bahía de las cicatrices en las uñas.
Evoco los primeros años de mi madre en este país.
Una nueva inmigrante sentada en la sala de las máquinas de coser de la fábrica “Rékem”.
Sus cejas estaban fruncidas como un ovillo de hilo,
El dedal es el casco de guerra y la aguja es la espada que perfora las entrañas de la tela
con la cual se cose ropa de fiesta,
monos para los obreros
y el pañuelo para una lágrima.






3) Traducción de Juan Zapato

EL CATÁLOGO ROJO DE LA PALABRA OCASO

Un poeta francés ve enrojecer el sol
y exprime de uvas de nubes el color del vino.
Un poeta inglés lo compara a una rosa
y el hebreo, a sangre.
Oh tierra mía, tierra que clava labios caníbales
en el cuello virgen del ocaso,
con los remos del miedo cosidos a lo largo de mis brazos,
en el arca de mi vida bogo, como No,

hacia el Ararat.





Ronny Someck- Israel





______________________________________________________
Ronny Somek: Nace en Bagdad, en 1951. Publicó 9 libros de poesía, el último de los cuales es "Majteret HeJalav" (La guerrilla láctea) y también libros para niños como "Kaftor HaTzjok" (El botón de la risa). Sus libros fueron traducidos a diferentes idiomas. Participó en la grabación de discos y escribió la letra de numerosas canciones, entre ellos el álbum "La venganza del niño tartamudo" que fue elegido como disco del año en una encuesta de la revista WIRE.)











8 de junio de 2014

Presentes


Presentes

Llegamos aquí presurosas…
Hemos venido,
convocadas por un sueño.

Las mujeres
recorremos las plazas del mundo
desplegando palabras.

Hemos llegado de todas partes
unas tristes,
otras alegres,
algunas rotas.

Trazando arco iris
con nuestros colores de piel,
constelaciones
con nuestras miradas.

Nos encontramos
proclamando la soberanía de nuestros cuerpos,
defendiendo la libertad de nuestros pasos.

Haciendo resonar nuestra voz.
de continente a continente.

Transgrediendo mandatos,
construyendo metáforas amables
con la fuerza de nuestros deseos.

Enlazándonos,
más allá de nuestra edad
y nuestras nacionalidades.
Acarreando esperanzas
en la desesperanza.

Tejiendo redes,
laboriosas arañas.

Construyendo ciudadanía
centímetro a centímetro.
Transformando la realidad
con nuestros caminares,
incursionando el viento
vestidas de cometas,
despeinadas de flores,
deliberadas,
presentes,
en esta marcha por la vida.


‐ Poemario “Voces urgentes”  





Guisela López- Guatemala






Ciudad Encuentro




Ciudad Encuentro


Quiero una ciudad
con ventanas abiertas.
Ciudad de amplias avenidas
donde transiten libremente
las pancartas de marzo,
los desfiles de mayo,
y las marchas de octubre.

Una ciudad con miradores
donde puedan anidar
los pájaros de invierno
y los encuentros de amor
hagan florecer las alamedas.

Una ciudad que celebre
carnaval de verano,
fiestas de otoño,
desfiles de primavera
–aunque en el país
no se marquen estaciones–.

Quiero una ciudad
vestida de domingo
con orquestas que toquen en los quioscos,
donde no haya que esperar la tercera edad
para bailar en los parques.

Una ciudad
sin embarazo infantil
ni pederastas,
donde las adolecentes
puedan arrojar besos
sin temer por su vida,
y los jóvenes
aprendan a comprometerse
con sus sentimientos.

Una ciudad amable con las mujeres,
gentil con sus transeúntes,
donde se pueda viajar en autobús.

Quiero una ciudad encuentro
–con anchas calles y árboles frondosos–
donde podamos salir a caminar,
compartir un helado,
enamorarnos,
mirar largamente
los celajes del atardecer...


Poemario “Voces urgentes”  



Guisela López- Guatemala 







ECLIPSE DE SOL EN EL TRÓPICO



ECLIPSE DE SOL EN EL TRÓPICO

Sol radiante en un país del trópico
Un día me levanto
La calle invita a la excursión
“El Sol sale para todos”
El mercadeo hace su trabajo
“La moneda” de mis cristales
Diafragma reflexivo de vitrinas
Se atomiza de productos y géneros
Los canales del mercadeo, abarrotados,
Satisfacen el gusto del consumidor
Elijo comprar sin atropellos
Elijo mi proveedor según las circunstancias
Compro en la bodega del barrio
Compro en el auto-mercado… 
Mi colmena rebosa de exquisita miel
Un día me acosté, ‘el Sol se puso’
Un día me levanté en ‘un país nublado’
El Sol no salió para todos
¡Llegó el pollo y la leche!
¡Llegó el cemento, pero no hay cabillas!
¡¡Este es mi puesto en la cola!!
¡¡Amanecí, aquí, no joda!!
¡No le vendan a ese, es un escuálido!
¡Fascista, golpista!...
No importa, pero ¡¡tenemos Patria!!
“Ustedes quieren ¡¡PATRIA!!, o ¿papel toilette?” 





Eliéser Wilian Ojeda Montiel- Venezuela





CONCERTINA PARA EL HAMBRE



CONCERTINA PARA EL HAMBRE

La vida golpea a todos 
con azotes de azar que nos desencuadernan;
llega el envés,
llega el viraje virulento
y se convierte en óxido
lo que antes era acero rutilante:
son hechos maltrechos,
deslucidos encajes del camino de la vida
y reveses de fortuna
que nos sacan de la senda
y nos orillan en la arista misma
con su pendular hacia la muerte.

Pero hay almas, al parecer blasfemas 
o ignominiosamente olvidadas,
que viven en la clausura del olvido
como reductos negros del desprecio
en la esquilmada tierra aborigen
y condenados sin juicio ni cordura
al olvido de los hombre y los dioses.

Nos hemos atrincherado 
en el reclamo de lo mío es mío
y lo tuyo vuestro
—siempre que no sea del interés general—
y alambramos el coto, y elevamos la cota,
con las debidas rendijas para los bienes
sin comunión con la negra y endémica
palidez del hambre. 
¡Hambre, hombre, hambre!

¿En qué pérfida y arrogante cabeza
anida la exclusión de tu látigo fiero?:
concertinas para el hambre
no es música bailable, sino holocausto
indignante, flagelo, picadura de áspid,
inmoralidad, indigencia, indecencia, infamia.





Francisco Espada- España