EL CONVOY DE LA MUERTE
Pasó el convoy de la muerte vía al país sin nombre,
La tierra de las maravillas que ofrece Peter Pan,
coludido con las explotadoras de latinos.
El tren pasa con su carga humana asida a sus vagones,
cual pájaros aterrados, hambrientos y cansados
después de haber
cruzado el país del cono de la abundancia.
Allí están esperando almas caritativas con sus bolsas plásticas
de comestibles.
Ellas lanzan ayuda al convoy en movimiento,
los hombres cuelgan de los vagones
al alcance de esos preciados bolsos
con el tesoro para sus estómagos vacíos.
Las fauces del imperio devoran a los inmigrantes ilegales,
los tritura entre sus colmillos de acero
con infinita impunidad.
Los derechos humanos son su plato favorito
se los sirve sin aspavientos como postre.
Pobres inmigrantes inocentes, encandilados
de propaganda.
Muchos de ellos no alcanzan a cruzar, caen del tren en marcha,
mueren o quedan sin piernas y brazos, arrasados por la frialdad
de las ruedas, o la vía acerada,
yacen a la vera del ferrocarril, heridos de muerte.
Muchos no llegan, son asaltados en los mismos vagones
por delincuentes sin escrúpulos,
les roban y asesinan sin piedad.
Un juego macabro, un despiadado final para aquellos
que abandonan a sus familias en busca de un trabajo,
algo los saque de la miseria en donde viven,
un sueño convertido en pesadilla
se torna oscuro y les arrebate la vida sin miramientos,
sólo quedan formando parte
de las estadísticas olvidadas del imperio.
Marianela Puebla- Chile
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